Los puestos de turrones no pueden faltar en la Feria y son otro clásico que gusta a todos por igual, mayores y niños.
El turrón es una masa dulce que se obtiene al cocer la miel o el azúcar y tradicionalmente se le incorporan almendras peladas y tostadas. Ángel tiene un puesto de turrones en El Real de Melilla y habló con El Faro sobre ellos.
Asegura que el favorito de todos siempre son los turrones blandos y los de almendra. Sin embargo, él ofrece en el puesto una oferta de doce tabletas surtidas, entre las que se incluyen el blando, el duro, el que lleva chocolate, los de barquillo, las almendras rellenas o la frutas surtidas. Un sinfín de productos que atraen a todos los melillenses que pasan por allí.
Los que menos gustan dice que depende de la persona. Afirma que algunos años el menos demandado ha sido el turrón que contiene yema de huevo. Otros, el que contenga menos chocolate. Y este año cuenta que la gente no está “poniendo pegas” a ninguno y que el lote de turrones que tienen allí está gustando bastante.
Ángel lleva viniendo a la Feria de Melilla desde el año 2007, pero su padre, desde 1970. Esta vez, sin embargo, está viendo la Feria “muy floja”: hay poca afluencia de gente y ningún día termina de llenarse. “Está la cosa más floja”, reitera.
Tienen preparada una bandeja con distintos turrones para que la gente que pase por allí pueda degustar todos los sabores que ofrecen en el puesto. Algunos se acercan para probar un bocado. De esta manera, pueden decidirse entre unos y otros antes de comprarlos. “Así los prueban antes y si les gusta, pues se lo llevan”, dice.
Aunque él no los hace, explicó a El Faro que cada turrón tiene su propia particularidad a la hora de hacerse. El de frutas surtidas y el de avellanas se hacen de maneras distintas; todo depende del producto con el que se esté trabajando para elaborar el turrón.
Cuenta que últimamente hay muchos clientes que piden turrones sin azúcar y otros turrones más ligeros. Sin embargo, Ángel lamenta que este año no lo han podido traer, porque la mercancia que les ha llegado son “sobrantes de fábrica” y cada vez hay menos, por lo que no han podido encontrar los que son sin azúcar.