El próximo fin de semana, del 18 al 20 de noviembre, tendrá lugar en Madrid la 24 edición del Congreso ‘Católicos y vida pública’, organizado, un año más, por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación San Pablo CEU.
El Congreso de este año, que contará con relevantes personalidades del ámbito académico, cultural y político, representantes de la perspectiva católica de nuestra actualidad, lleva por lema: “Proponemos la fe. Transmitimos un legado”.
Como en las ediciones anteriores, que vieron su inicio en 1999, el Congreso tiene por objeto trasladar a la esfera pública de nuestra sociedad las reflexiones y las tomas de posición que se realizan y se comparten de manera reducida, cotidianamente, en el ámbito de lo privado.
En este momento de la realidad social española, en el que quizás se perciba de una manera especialmente acusada y nítida la influencia en nuestras vidas de ideologías que se contraponen a la percepción católica de la realidad, quizás resulte más pertinente y más oportuno que nunca el llevar a cabo este tipo de iniciativas, darlas a conocer y en la medida de las posibilidades de cada cual, participar en ellas de manera activa.
Se está divulgando, igualmente, estos días la publicidad de una película que, bajo el título de ‘Tengamos la fiesta en paz’, promueve los valores de la familia cristiana así como la interpretación cristiana de la vida desde la óptica de la alegría y la esperanza contenidas en el mensaje de Jesús de Nazaret a la humanidad. Mensaje que, como legado, muchos hemos recibido de nuestras familias y nos sentimos compelidos a transmitir a nuestros hijos y a nuestro entorno.
Ha tenido eco, asimismo, en fechas recientes, concretamente el pasado 11 de septiembre, la celebración de un concierto musical del grupo Hakuna en el Palacio de Vista Alegre de Madrid, que congregó a 8.000 jóvenes, de entre otros muchos, que disfrutan y comparten una novedosa manera de interpretar la religión católica. Comparten estos jóvenes, que se autodenominan ‘pringaos’, la festividad y la alegría de los conciertos musicales y de la música grabada del Grupo Hakuna, que ya tiene cinco álbumes disponibles en las redes (‘Hakuna’, ‘Mi pobre loco’, ‘Pasión’, ‘Sencillamente’ y ‘Qaos’) y que pueden ser escuchados y disfrutados por los que amen y compartan la fe católica. Pero no sólo eso. También comparten estos jóvenes, de manera creciente, profundas y maduras sesiones de reflexión y meditación en torno a la adoración del Santísimo y en la realización de retiros espirituales o ‘parones’, como los denominan ellos en la página web en la que los convocan.
Este movimiento, realmente revolucionario en la Iglesia Católica, vio la luz durante los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud convocada en 2013 en Brasil. Desde un año antes, un grupo de jóvenes que planeaba asistir a dicha Jornada, como finalmente hizo, con la guía espiritual del padre José Pedro Manglano, comenzó a meditar, reflexionar y a elaborar sus primeros productos musicales, dedicados a esa Jornada y así han llegado hasta el momento actual de una manera discreta, aunque llena de motivación y de alegría por compartir el sentimiento que reflejan en sus canciones, que es el de “sencillamente creer”.
Y es que, como decía anteriormente, ante tanto mensaje contrapuesto con la interpretación católica de la vida, que, a los que disfrutamos de esa creencia, nos colma de felicidad y alegría, cunden con demasiada frecuencia momentos de desaliento y de pérdida de la confianza en sí, como sociedad, avanzamos por el camino correcto o nos movemos colectivamente hacia situaciones inevitables, contrarias a nuestras creencias, que provocan nuestra desazón y nuestra intranquilidad. Creo que, a través de las iniciativas que menciono, a las que no basta con observar pasivamente, sino que estamos todos llamados e invitados a involucrarnos en ellas, podemos decir que hay motivos muy sobrados para la esperanza y para el optimismo.
Una de las canciones del Grupo Hakuna, que a mí más me gusta, lleva por título ‘Forofos’ y su estribillo reza de la siguiente manera:
«Que seamos todos uno,
como el Padre y Tú sois Uno.
Forofos todos de todos,
que nos queramos siempre más».
Un mensaje claro, alegre y optimista que nos invita a no desesperar y a no perder la paciencia y que, por el contrario, nos llama a perseverar y a confiar en que, sin desanimarse por las adversidades y manteniendo una fe firme en nuestras creencias y proponiéndolas de manera afectiva en nuestro entorno, podemos contribuir a generar un clima de alegría, esperanza y felicidad en una sociedad que, en no pocas ocasiones, se manifiesta desorientada y falta de referentes y de valores. Tenemos algo extraordinariamente bueno que ofrecer y que compartir y estamos obligados, por nuestra misma fe, a tratar de comunicarlo mediante el ejemplo y la entrega de nuestra vida cotidiana.
Existe, sin lugar a dudas, un modo católico de entender la existencia, que se ciñe al seguimiento de las enseñanzas de Jesús de Nazaret en las que, los que creemos en Él, debemos de profundizar y hacer que impregnen todas nuestras actuaciones. Nuestro ejemplo, nuestra alegría y nuestra esperanza en que con Él todo es posible y nada es imposible, deben constituir nuestra manera de posicionarnos ante la vida y ante las muchas adversidades que en ella se nos presentan, persuadidos de que, con nuestras solas fuerzas, nada podemos, pero contando con la presencia de Jesús en nuestras vidas, todo se vuelve esperanzador y radiante.
Constituimos, simple y llanamente, como dicen los seguidores de Hakuna, “una larga hilera de locos seguidores de Cristo”, que también veneramos, de manera encendida y con intenso sentimiento de amor, la figura de su Santísima Madre, la Virgen María.
No cabe duda, para finalizar, de que el lema elegido por los organizadores del Congreso ‘Católicos y vida pública’ de este año es hoy más vigente que nunca, ya que, como católicos presentes en el seno de la sociedad española, por otra parte muy mayoritariamente católica, proponemos la fe y transmitimos un legado.