Melilla ha registrado 12 fallecimientos por coronavirus en lo que llevamos de febrero, lo que le convierte en el peor tercer mes de la pandemia en cuanto a víctimas mortales, por detrás de noviembre y octubre.
La ciudad sigue anclada como la región con la incidencia acumulada de casos de covid-19 más alta del país, y se aleja cada vez más de la media nacional. Si es cierto que llevamos días registrando más pacientes curados que nuevos infectados, pero el número de casos activos es todavía muy alto y vamos a necesitar tiempo para lograr aplanar la curva de contagios hasta unos niveles razonables.
Mientras, hay voces que ya abogan por una flexibilización de las medidas sanitarias, especialmente entre aquellos sectores que más han sufrido las limitaciones horarias y de aforo y que llevan desde marzo del año pasado arrastrando perdidas muy importantes. Por desgracia, la situación sanitaria no es todo lo buena que nos gustaría y por el momento no se contempla rebajar las restricciones. En Navidad se hizo y ahora estamos pagando las trágicas consecuencias de esta decisión. No podemos volver a caer en el mismo error. Mientras se mantengan estas cifras de contagios, que nos sitúan en el umbral de riesgo extremo, no es posible atenuar las medidas que están en marcha, el peligro sigue presente y rebajar las restricciones sería una temeridad. Tenemos que ser conscientes de la virulencia de la enfermedad a la que nos enfrentamos y que decenas de melillenses ya han perdido la vida por el virus. Tenemos que seguir siendo responsables y salvaguardar la vida de todos.