Utiliza el teatro, la danza y la música como herramientas para ayudar a los jóvenes a gestionar sus emociones. Natalia Díaz dirigirá hoy y mañana (a las 21:00 y 20:30 horas, respectivamente) el espectáculo ‘Nana’, al que darán vida setenta menores acogidos en los centros Gota de Leche, Divina Infantita y Purísima. Aunque reconoce que trabajar con personas que tienen muchas carencias afectivas no es fácil, dice que le compensa. Y mucho: “Te rodeas de historias de vida”.
Y es que ‘Nana’ representa al fin y al cabo “el espíritu de superación” de las personas, cuenta Natalia. El espectáculo también hace un repaso por injusticias sociales como el acoso escolar, el abandono, la guerra, las etiquetas y la explotación infantil.
Para la directora, esta obra es “muy especial porque cierra un círculo”, el que comenzó en el año 2014, con el espectáculo ‘Los cuentos musicales’, cuyos protagonistas eran los jóvenes del centro asistencial Gota de Leche.
Después llegaría la obra ‘De corazón a corazón’, junto a las niñas de la Divina Infantita, hasta que el febrero pasado menores del centro de Purísima pusieron en escena el espectáculo ‘Mauhiba’.
“Nana’ culmina el esfuerzo de tantos años”, apunta Natalia, que explica que el trabajo de todo este tiempo le ha servido para darse cuenta de la “enorme necesidad de intervención” que requieren estos chavales para desarrollar sus habilidades sociales.
Carencias
Y trabajar con estos supervivientes no es fácil por todas las carencias que arrastran: “inseguridad, comportamientos defensivos, sentimientos de inferioridad, sensación de fracaso y pérdida de autoestima”, detalla la directora de ‘Nana’.
Sin embargo, no son los únicos. “Me he dado cuenta de que todos tenemos carencias emocionales”, indica Natalia, explicando que siempre nos enseñan a ser valientes pero que en realidad somos más “sensibles y vulnerables” de lo que creemos.
En el caso de estos jóvenes tutelados por la Ciudad, todavía se hacen más evidentes esos problemas. Por ello, intervenir con ellos a través del arte les ayuda a disfrutar del teatro tanto desde el punto de vista individual como grupal. Pero no solo eso. También se busca el aplauso del público.
Reconocimiento del público
“Todos necesitamos un reconocimiento a lo que hacemos. Y los niños, aún más”, subraya, haciendo hincapié en que esto se acrecienta todavía más en el caso de estos menores, cuyas familias están lejos.
Dirigir a estos chavales también le ha ayudado a entender muchos de los comportamientos que presentan estos jóvenes, como la indisciplina, la escasa tolerancia a la frustración y las conductas negativas que arrastran.
Los ensayos de ‘Nana’ comenzaron hace nueve meses, pero se han establecido cinco grupos y se ha ido trabajando por turnos con los chicos. En realidad, cada uno de los niños ha tenido solo poco más de un mes para preparar el espectáculo.
Raúl Naranjo y Navid Mohamed son, los ayudantes de dirección, la “mano derecha e izquierda” de Natalia en este montaje, que cuenta con el patrocinio de las consejerías de Cultura, Bienestar Social y Educación. “No sería posible sin su ayuda”, destaca la directora, que también contará en las funciones con el apoyo de Alejandra Nogales como regidora.
Melifilm y Oxígeno Laboratorio Cultural también colaboran para dar vida a este espectáculo, cuyo vestuario, en el caso de los chicos, lleva la firma de Lal La Buya, y del lado de los profesores, viene de L’UAU. Guiomar de los Planes se ha encargado de la parte del diseño gráfico. Natalia no se olvida tampoco del apoyo que recibe de los educadores de los centros.
Todo para poner en escena un espectáculo que define como un conjunto de contrastes: “Nana’ es dolor y fuerza. Un vacío que siempre acompaña al ser humano. ‘Nana’ es amor”.