Una anatomía adaptada al lecho marino
Los fondos arenosos de las playas del cabo Tres Forcas suelen albergar en un primer vistazo menos vida que los roquedales marinos, pero mucha de la fauna que vive en estos fondos arenosos domina el arte del camuflaje a la perfección, dado que en este ecosistema los escondites escasean.
Los trucos para desaparecer a los ojos de depredadores y presas en este nicho ecológico son muchos y muy variados, y los peces planos, los que conforman el orden de los Pleuronectiformes, dominan uno en particular, que ha terminado transformando su anatomía a lo largo del tiempo hasta hacerlos únicos.
El truco de estos peces para pasar desapercibidos en un medio tan difícil para esconderse es permanecer acostados sobre un lado de su cuerpo en el lecho arenoso, mientras el lado que permanece a la vista adopta los colores del fondo que le rodea. De esta forma, y vistos desde cualquier ángulo, es muy complicado distinguirlos mientras permanecen quietos sobre el fondo.
Vivir de costado
Cuando son alevines, estos peces no son muy diferentes del resto; su cuerpo es delgado y plano, como el de los adultos, pero nadan de forma normal, totalmente verticales.
Poco a poco, uno de sus ojos se va desplazando hacia uno de los lados, y empiezan a nadar cada vez más en plano horizontal, hasta que se completa su curiosa metamorfosis, y se convierten en peces adaptados a permanecer inmóviles en el lecho arenoso la mayor parte del tiempo, recostados sobre uno de sus lados, mientras que sus dos ojos vigilan el mar desde el otro costado.
La denominación Pleuronectiforme es muy descriptiva, pues quiere decir “nadar de costado”.
El costado que apoya sobre el lecho perderá totalmente la pigmentación, pero el lugar en el que una vez estuvo su ojo antes de migrar hacia el otro costado siempre conservará huellas vestigiales de su presencia.
Un nombre descriptivo
Son muchas las familias y especies incluidas dentro de este orden de los peces planos, pero la denominación “tapaculo” se aplica sobre todo a las especies que viven en los fondos arenosos de poca profundidad, como las playas en las que nos bañamos habitualmente, y donde entramos en contacto con ellos.
Esta denominación tan curiosa parece ser que alude a las propiedades astringentes (antidiarreicas) de la carne de una especie concreta, Arnoglossus imperialis, que está dentro del grupo de peces planos con el apelativo común de “tapaculos”.
Dentro de este grupo están también otros peces más conocidos en las lonjas de nuestra costa, como la denominada aquí también “pelúa” (Citharus linguatula), el rodaballo (Psetta maxima), el parracho (Scopthalmus rombus) o el pez que ilustramos en la imagen, al que también llamamos platija, el Bothus podas.
Un patrón artístico
El tapaculo es el pez plano más habitual en las playas de Tres Forcas, y su pigmentación es muy particular, además del hecho de que puede cambiar sus manchas cromáticas y su color en general para fundirse con cualquiera de los fondos en los que se mueva. Si no se los busca a propósito será muy difícil descubrir su silueta, que hasta el momento en que se descubre está fundido en un todo con el entorno que lo rodea.
Si tropezamos con ellos por casualidad, nadarán una corta distancia totalmente pegados al lecho; la primera impresión será que una parte de la arena ha cobrado vida.
Sin embargo, en cuanto observamos con detalle veremos que su librea sigue un patrón muy regular, con manchas a modo de pequeñas flores claras y oscuras distribuidas por todo su cuerpo, como un tapiz bordado. Sorprende que un diseño tan llamativo sirva para camuflarse, pero no tardaremos en comprobar su efectividad; en cuanto apartemos la mirada ya no habrá forma de volver a encontrar su silueta.
La pesca de arrastre
Los peces planos de los fondos arenosos poco profundos se encuentran hoy día en una difícil situación, y muchas de sus especies están cerca del colapso, debido a la sobrepesca. Se capturan usando una modalidad de pesca especialmente agresiva con el medio ambiente marino, el arrastre, que además acaba con el ecosistema de los lechos arenosos en los que viven estos peces.
En las costas arenosas del área del estrecho, tanto en las españolas como en las marroquíes, se están tomando medidas excepcionales para proteger estos ricos fondos arenosos de las artes de arrastre, como arrojar grandes bloques de hormigón en las zonas que se quieren proteger para que hagan de obstáculo contra las redes. El tiempo nos dirá si estas medidas son suficientes para conservar estos ecosistemas y sus especies para el futuro.