Fidel Moga, el delegado del Gobierno en la sombra, ha dejado en una situación embarazosa a Gloria Rojas, la secretaria general de su partido en Melilla. Ayer, en una rueda de prensa, la mano derecha e izquierda de Sabrina Moh confesó que había participado en las negociaciones con el Partido Popular para presentar una moción de censura en la Asamblea.
El 29 de mayo de 2020, ante los rumores e informaciones de negociaciones entre PP y PSOE, Gloria Rojas negó cualquier acercamiento con los de Imbroda, diciendo que los únicos contactos mantenidos entre socialistas y populares se limitaban a cuestiones relacionadas con la crisis sanitaria de la COVID-19. No había, insistió, ningún otro tipo de conversaciones en danza.
Pues bien, ya sabemos que o Gloria Rojas nos mintió o Moga se reunió con el PP a sus espaldas. Y no sé qué es peor para la líder socialista, si quedar en evidencia como una política que falta a la verdad sin pestañear o como la número uno de un partido que no es capaz de controlar a los suyos.
Pues bien, ya sabemos que esos contactos, de los que el PP nunca ha renegado, sí existieron y además tuvieron a Fidel Moga entre los interlocutores socialistas.
Sabemos también que el PSOE se ha sentado a negociar con Cs y CpM en el tripartito y ahora confirmamos que además vio posible gobernar con el PP. Sólo le falta sorprendernos con que les vale Vox aunque en este caso me temo que son los de Abascal los que no querrían cuento con ellos.
No nos sorprende para nada la maleabilidad de un partido que lo mismo llega a acuerdos con los comunistas de Podemos, que con los diputados de Bildu y Esquerra. Que tiemblen los más conservadores porque el PSOE va camino de cambiar el puño y la rosa por un puño y un chicle. Todo, hasta las convicciones, estiran.
Volviendo al desmentido de Fidel Moga, entiendo que esto no ha sido un arrebato de yo-me-mi-conmigo. No me creo que le haya traicionado el subconsciente porque dicen quienes lo conocen, que este señor no da puntada sin hilo.
Igual hasta ha sido premeditado dejar a Gloria Rojas sin argumentos para explicar por qué faltó a la verdad a sus votantes sin ningún tipo de pudor. Así le allanaría el camino a la Secretaría general del PSOE a Sabrina Moh, aunque no es la única que tiene ambiciones en ese sentido. Muchos dan por hecho que tendría que batirse el cobre con Mohamed Mohand, que pese a sus resbalones monumentales, se ve en condiciones de echarle un pulso a las lideresas.
Todos están esperando que de un momento a otro Rojas sea imputada. No porque sea una delincuente o una corrupta sino porque en esta ciudad, la política ha entrado en el terreno pantanoso del vale todo y todo se denuncia y si cuela, pues cuela. Ya fueron a por Mustafa Aberchán y lo dejaron KO. Está condenado por el Caso Voto por Correo. Han ido a por Eduardo de Castro y lo dejaron con heridas de diversa consideración. Ahora van a por la vicepresidenta. Esto es cuestión de sentarse a esperar.
Y mientras los enemigos revisan con lupa si Rojas ha tenido algún tipo de responsabilidad en el caso del contrato de la grúa, en su partido empiezan a mover fichas como la que inocentemente movió ayer Fidel Moga.
Poco menos que ha venido a decirnos: señoras y señores, Gloria Rojas no es de fiar. Yo estuve en las negociaciones que ella negó. ¡A por ella! y cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Señores, el fuego amigo también mata.
Mucho me temo que Gloria Rojas se cree que está en la universidad, donde los méritos cuentan. Quizás por eso deja hacer y deshacer a Mohand. Pero también puede ser que lo subestima. Cree que su único papel en política es ser diana de las críticas. Está claro, si le dan a Mohand, no le dan a nadie más. Es el escudo del PSOE de Melilla.
Se le olvida a Rojas que detrás de las ampollas vienen los callos. Al final el súperconsejero terminará siendo como el joven Nikolai Ostrovski, que cuando empezó a quedarse ciego con 20 años escribió “Así se templó el acero” con el que sólo aspiraba a contar sus batallitas en los komsomoles pioneros de la extinta Unión Soviética. Sin embargo, el libro llegó mucho más lejos.
No quiero insinuar con esto que le veo a Mohand un futuro prometedor. Si no echa el freno al desgaste brutal de su imagen terminará como Guti, el ex jugador del Real Madrid, que nunca pasó de ser una joven promesa del fútbol.
En fin, entre el cambio de nombre del aeropuerto y la confesión de Fidel Moga, la Delegación del Gobierno de Melilla está que se sale.