Parece ser, según confirmó ayer a este Diario el viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, que Marina Mercante anuncia subidas de tasas que repercutirán en el precio de los billetes de barco en un 4% mínimo a partir de junio próximo.
La noticia, cuando estamos pendientes de la firma de un nuevo contrato de garantía de servicio público para el transporte por mar con Melilla, cae como un jarro de agua fría, porque el barco, aún mucho mas módico en el precio de sus billetes que el avión, sigue siendo caro y lo es especialmente para los foráneos que quieran visitarnos.
Teniendo en cuenta la negativa incidencia que la noticia augura para los melillenses en general y especialmente para el turismo y otros visitantes, es preciso que la Administración central reconsidere la medida en lo que a Melilla y, por extensión, a Ceuta respecta.
Es mucho el trabajo, el gasto también a cargo de nuestras arcas locales, para que el barco cueste más barato a melillenses y familiares de melillenses residentes fuera de la ciudad que quieran venir a visitarnos, así como a jóvenes, parados y pensionistas con residencia en Melilla que deban o quieran utilizarlo por motivos varios.
Nuestro transporte es básico. El mar y el aire son nuestras carreteras. No sólo el precio de los billetes de avión debe abaratarse. También el de los pasajes de barco, que para más inri ya cuentan con una subvención estatal a la compañía, añadida a la que se concede al residente, precisamente para que no sea tan caro.