Se ven obligados a llamar en repetidas ocasiones a la Guardia Civil, que envía patrullas de mar y de tierra l Temen que una embarcación pueda causar un accidente en la playa de San Lorenzo.
La llegada del verano copa las playas de la ciudad de bañistas dispuestos a refrescarse dándose un chapuzón en el mar. Este año, el Servicio de Salvamento y Socorrismo de las playas de Melilla, de la empresa Carmelo Martínez Lázaro S.L., que se encarga de cumplir esta función, parece haber encontrado un nuevo obstáculo a la hora de cumplir su función. Uno de sus responsables asegura a El Faro que hay menores que se meten en el mar en zonas donde está prohibido debido al riesgo de sufrir accidentes. En concreto denuncia que estos jóvenes se bañan en la rampa de varada de embarcaciones de la playa de San Lorenzo.
Según comenta esta responsable, es algo que otros años también ocurría con relativa frecuencia, pero ha empeorado este verano. Además los menores no suelen atender a las indicaciones de los socorristas, que se sienten impotentes y frustrados ante esta situación porque no logran evitar el riesgo de que se produzca un accidente.
El responsable explica que en esta zona pasan con frecuencia embarcaciones deportivas, lanchas y motos de agua a velocidades que podrían causar un grave daño a los menores que se bañan allí. Asimismo, comenta que los socorristas no tienen autoridad alguna para multar o retirar a estos menores del lugar, puesto que su labor se basa en patrullar, advertir y, en caso de que no sigan sus indicaciones, avisar a las autoridades.
Guardia Civil
Así pues, las patrullas de la Guardia Civil cumplen aquí una función importante. El responsable comenta que, normalmente, a la tercera vez que avisan a los menores, llaman a los agentes de la Benemérita, que muchas veces se limitan también a procurar que se desaloje la zona. Nada de esto evita que los menores vuelvan al agua en cuanto los agentes se dan la vuelta, según explicaron los socorristas a este periódico.
Ayer por la tarde, El Faro de Melilla presenció una de estas intervenciones en la que un responsable del equipo de Salvamento y Socorrismo avisó a la Guardia Civil, trasmitiendo el hartazgo de los socorristas ante esta situación.
Al lugar acudieron dos patrullas de la Benemérita, una por tierra y otra por mar. La que llegó en coche encontró a tres jóvenes ya fuera del agua, que además habían estado increpando a los socorristas. Los agentes hablaron con los chicos, que alegaban desconocer que estaba prohibido bañarse allí. Asimismo, los miembros del Cuerpo intentaron documentar a los menores y localizar a sus progenitores.
Por mar
La patrulla que llegó por mar, por su parte, lo hizo ligeramente más tarde. En su ruta, sin embargo, se encontró a otros dos jóvenes bañándose en una zona en la que está prohibido hacerlo, por lo que se paró para advertirles de que no podían estar en aquella parte de la playa, que se encontraba en la escollera. Esta vez, los jóvenes dijeron que habían entrado al mar sólo un momento y reconocían que allí no podían estar.
Impotencia
Así pues, lo que el equipo de socorristas lamenta la situación de impotencia en la que se encuentran, puesto que su labor no puede evitar el riesgo para el bañista, aunque deben procurar garantizar que esta zona esté libre para evitar posibles accidentes en el mar.
“¿Con qué autoridad nos van a hacer caso?”, se preguntan ante una situación que conlleva una media de diez llamadas diarias a la Guardia Civil, varios paseos e incontables toques de atención a estos menores, que siguen entrando a bañarse y parecen no comprender que la labor de los socorristas es de simple prevención ante el riesgo de que les dañe alguna embarcación, que cuenta con autoridad para navegar por esa zona.