El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla sufre de sobrepoblación. El CETI alberga a 400 personas más que la capacidad para la que fue diseñado y ya son más de 1.300 los residentes que acoge.
Las últimas llegadas de pateras a la ciudad ha provocado que llegue de golpe un importante número de inmigrantes, que se suman a los que ya vivían en la instalación.
Algunos de ellos han sido ubicados en tiendas de campaña donde decenas de internos comparten espacio y descansan en literas de tres camas.
Los residentes se quejan de que tanta gente crea problemas de convivencia y hay robos. Además, las colas del comedor son largas y tardan mucho tiempo en poder recibir su ración de comida.
Melilla no puede convertirse en una bolsa de inmigración, nuestros recursos son los que son y no pueden estirarse hasta el infinito.
Cuando el CETI rebase la capacidad para la que fue proyectado, las autoridades deben dar salida a parte de los internos a otros destinos en la península. Los límites están puestos por algo y deben ser respetados, para beneficio de los acogidos y de los trabajadores del centro.