UNA PATERA con 60 personas abordo llegó ayer a las islas Chafarinas. En un primer viaje de rescate, la Salvamar Alcor trajo a nuestro puerto a 33 inmigrantes, 26 mujeres, una de ellas embarazada, seis mejores y un hombre. Presumiblemente, Salvamento Marítimo zarpará hoy para buscar al resto de personas que han pasado la noche el archipiélago cercano a nuestras costas. Se trata de la segunda embarcación que llega a las islas en cuatro días, y el pasado viernes 20 llegó otra con una mujer fallecida. A pocos días de que finalice este 2019, los datos de llegadas irregulares por mar son prácticamente los mismos que durante 2018 y aún se podría superar esa cifra. Por tierra tampoco hay gran diferencia respecto a lo registrado durante el año pasado. La inmigración irregular se ha convertido en un elemento más del paisaje. El goteo de personas que llegan a Melilla en las peores condiciones posibles, huyendo de sus países, es constante y nada parece indicar que la situación vaya a cambiar. Las mafias que trafican con seres humanos han seguido durante 2019 haciendo negocio y los países de origen siguen en un estado de tal desigualdad respecto a los países desarrollados, que sus habitantes prefieren arriesgar sus vidas con la esperanza de mejorar su situación antes que permanecer en su tierra. No solo basta con atender a los que llegan de la mejor manera que podamos, es preciso dar un golpe de timón a la política migratoria de la Unión Europea y tomar las medidas que sean necesarias para que estas cifras se reduzcan. No podemos seguir sin dar respuesta a un drama que está costando la vida a miles e hipotecando el futuro de millones.