La Consejería de Seguridad Ciudadana presentó ayer la instalación de cuatro puntos que albergarán un radar para controlar la velocidad de los vehículos. Tal y como informó el consejero del área, Isidoro González, se trata de los lugares donde se circula más rápido y donde se registran más accidentes. El radar será itinerante entre estos cuatro sitios, la carretera de Cabrerizas, General Astilleros, Actor Tallaví y Alfonso XIII.
De esta manera, se pretende concienciar a la población sobre la importancia de realizar una conducción responsable y reducir la tasa de accidentes. De hecho, el Gobierno regional plantea el proyecto con un margen amplio a la hora de sancionar a los conductores que excedan la velocidad adecuada para la vía y se ha dado a conocer la localización de los controles, dejando en un lugar secundario el capítulo de la recaudación.
Se trata de una medida necesaria y valiente. Necesaria porque si queremos reducir aún más los siniestros en nuestras carreteras es conveniente utilizar todas las herramientas al alcance de la Administración, y los radares han demostrado su eficacia.
Y valiente porque con unas elecciones a la vuelta de la esquina hay pocas decisiones tan antipáticas para el votante como la instalación de un radar. Compite de tú a tú con los también impopulares parquímetros.
Aún así, el Ejecutivo local, al que a veces se acusa frívolamente de electoralista, ha entendido que era una medida necesaria más allá del calculo electoral y ha decidido seguir adelante. Ha primado el interés de la ciudad por encima del efecto que la medida pueda tener en las urnas.