El 2 de febrero se celebró el Día Mundial de los Humedales y este sábado el Grupo de SEO Birdlife en Melilla quiso conmemorar la efeméride con una jornada de anillamiento científico de aves. Esta es una actividad que resulta muy útil para la comunidad científica pero también atractiva a nivel social porque los aficionados, sobre todo los más niños, tienen la posibilidad de ver y tocar a los pájaros.
La actividad comenzó a primera hora de la mañana, cuando el anillador y coordinador del grupo, Francisco José Pérez, junto a algunos socios y aficionados, comenzó a colocar las redes y a preparar la zona. El espacio escogido es un descampado colindante al Complejo del V Pino, cerca del aeropuerto y del vallado fronterizo.
Por esta zona es habitual ver aves en migración como el petirrojo, la curruca capirotada o el mosquitero. Pero también hay aves residentes, las que están ahí durante todo el año, como la curruca cabecinegra, el mirlo o algún bulbul. Según Pérez, el bulbul es una especie propia de esta parte de África por la que muchos biólogos y anilladores de la península acuden a Melilla.
"Entonces, aunque este entorno tiene una variedad limitada, siguen siendo muy interesantes los datos que se tienen porque aquí en Melilla nunca se habían sacado datos de anillamiento. Este es el primer año
y todo esto sirve para ponernos en el mapa de todos estos estudios", afirmó.
Con el anillamiento lo que se hace es capturar a diferentes especies de aves para tomar una serie de medidas biométricas y colocarle una anilla. "Es como un DNI, viene con un número asociado, un código alfanumérico que empieza a pertenecer a ese ave", explicó Pérez.
Todos esos datos después son importados a una base de datos nacional, también de uso internacional, y finalmente lo que se hace es liberar al pájaro. Durante ese proceso averiguan la edad, el género y algunas de sus características.
"Es una actividad científica, los datos sirven para una inmensa cantidad de estudios, pero además, es una actividad muy atractiva y diferente", señaló.
Las redes de niebla
Esta jornada al ser más multitudinaria se ha hecho de forma más relajada, pero habitualmente antes de que salga el sol se deben colocar las redes de niebla o redes japonesas. Se escoge ese momento del día, antes del amanecer, porque es el momento en el que las aves insectívoras salen a comer.
Hay diversos tipos de métodos, pero el de las redes de niebla es uno de los menos lesivos y sirve para capturar aves más pequeñas. Son unas redes que no se ven y en cuyos pliegues caen los pájaros. "Caen depositados, no sufren ningún daño", explicó el anillador.
La red se suele colocar en una zona con arbustos para que el pájaro se acerque y al no percibir la malla caiga en la red. "Al final es un juego de trampeo de intentar ocultar lo máximo posible para capturarlo", indicó.
Tomar medidas
En el tiempo en el que estuvo El Faro en la zona, un petirrojo cayó a las redes. Tras ese momento lo que hay que hacer es cogerlo con cuidado y colocarlo en una bolsa de algodón. Mientras hay que preparar la mesa en la que se tomarán las medidas biométricas y se le pondrá la anilla en la pata derecha.
Cada pájaro tiene un modelo con una medida concreta que permita que el ave crezca sin que la anilla le cause ningún problema. Hay que darle forma a la anilla para que quede bien apretada y redondeada a fin de que no quede nada que pueda causar molestias al pájaro.
Puesta la anilla, lo que se ha de hacer es anotar el número de la anilla como el nombre de la especie que tiene que estar en jerga científica. En el caso del petirrojo es Erithacus rubecula. Se pone el día, la hora de la colocación de las redes, y se empiezan a tomar las siguientes medidas con varias herramientas como las reglas y calibres.
Tomadas esas medidas con diversas herramientas, los datos pasan a un fichero. Aunque no siempre es posible tomar todos los datos, ya que depende de los sensible que pueda ser el ejemplar capturado. "El bienestar del pájaro es lo primero", aseveró el anillador, que explicó que en los casos en los que los pájaros son más sensibles tan solo anota el número de la anilla y lo suelta.
"No es necesario tomar medidas de más, porque esto conlleva un riesgo", explicó, aunque aclaró que no es habitual que el pájaro pueda fallecer, por lo que siempre hay que intentar que esos riesgos sean los mínimos posibles.
Y una vez anotado todo, llega uno de los momentos más bonitos, el de liberar al pájaro. A lo largo de la jornada, que duró hasta las 13:00 horas, se llegaron a capturar unos seis ejemplares de pájaros.