Si algo necesita nuestra frontera es sensatez por todas las partes implicadas a la hora de plantearse su reapertura. El reciente viaje de Pedro Sánchez a Marruecos, su reunión con el rey Mohamed VI y los acuerdos establecidos, han provocado que las expectativas sean muy elevadas en Melilla y ahora se están viendo las consecuencias. Sabemos que hay miles de melillenses muy impacientes ya en su anhelo por poder pasar a Marruecos. Hasta cierto punto es lógico que estén deseando ver la frontera expedita. Los lazos sentimentales y familiares que les unen al otro lado del paso fronterizo son muy fuertes. Y desde que el presidente Sánchez dijo que se abriría pronto, que habría grupo de trabajo para que en tres meses se ponga fecha a la reanudación del tránsito, las ganas han ido en aumento. Tanto, que se ha optado por la presión en la calle como elemento de fuerza para que la frontera se abra lo antes posible. Comprendiendo que haya tanto interés y que se desborden las aspiraciones por poder cruzar al vecino país, lo mejor que se puede hacer es no perder los nervios. Si hemos estado dos años así, confiemos en que todo se solucionará lo antes posible. Cierto es que Marruecos y su histórica unilateralidad ha contribuido de forma consciente a crear falsas expectativas entre los melillenses. El globo sonda de los últimos días con respecto a una reapertura parcial la madrugada de este jueves, cayó en Melilla como una bomba y provocó que se volvieran los ojos hacia la Delegación del Gobierno en busca de respuestas. Lo que se encontró fue la aclaración de que no habrá reapertura en cuestión de horas. Por otro lado cabe preguntarse ¿por qué España se toma algo tan serio con tanta pasividad? Lo mismo que se pide a la población que tenga paciencia y comprenda que con concentrarse cerca de Beni-Enzar no se va a conseguir nada, las autoridades españolas deben ponerse las pilas y, dentro de la bilateralidad de los acuerdos, poner fecha junto a Marruecos para la apertura. Por supuesto, ir estableciendo las plantillas de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que atenderán las infraestructuras y poner en marcha los trabajos de mantenimiento de las fronteras. Y eso es lo sensato: mantener la paciencia y las formas por parte de los ciudadanos, y que España haga su tarea lo antes posible para que la fecha de apertura sea una realidad cuanto antes.