Opinión

Se pasó de frenada

Siempre he tenido al expresidente de la Ciudad Autónoma y presidente del PP local, Juan José Imbroda, como un político equilibrado, prudente, razonable y nada lanzado a la algarabía. Sin embargo, tras la rueda de prensa celebrada en la mañana de ayer donde señaló que no solamente está dispuesto a llevar a los tribunales a los políticos que puedan atentar contra su honor, sino también a los medios de comunicación que difundan esas afirmaciones del político de turno, me lleva a replantearme esa concepción que tenía y tengo de Juan José Imbroda. Porque la verdad es que no lo entiendo.

De todas maneras, antes de seguir explicando mi opinión después de las afirmaciones del político popular, realizar una aseveración y es que El Faro de Melilla está planteándose no asistir, a partir de ahora, a las ruedas de prensa de todos los partidos políticos de Melilla. ¿Las razones? Muy simples. No por hacer favores a los partidos, no en vano la asistencia a las ruedas de prensa es más favorables a los políticos para que puedan transmitir su mensaje que para los propios medios de comunicación, vayamos a ser ahora los paganos y terminar en unos tribunales acusados de un no sé qué. Porque la amenaza de Imbroda no puede ser más etérea y más absurda. Y en ese período de reflexión en el que nos encontramos para analizar si continuamos o no asistiendo a las ruedas de prensa de los partidos políticos, también debemos tener en cuenta que por vasos comunicantes los grupos políticos no transmiten sus ideas unos a otros, pero las tonterías sí que son asumidas muchas veces por todos los que se dedican a la función pública. Repito que estamos en ese período de reflexión tras las amenazas vertidas por el presidente del Partido Popular de Melilla. Ya les contaremos.

Pero volviendo nuevamente a las amenazas vertidas por el presidente del Partido Popular de Melilla. Imbroda resulta que no es un novato de la política, ni mucho menos, más de cinco lustros o más le avalan trabajando por los ciudadanos de Melilla. Es bien sabido que a pesar de las cualidades de las que hemos hablando al comienzo de este artículo, es un político que siempre deja titulares. No es plano. También es un político vehemente, pero nunca llegando hasta estos extremos.

Esta salida de tono, de las más graves que ha dicho en su vida política, nada más que tiene dos razones: o le preocupa mucho el tema de la denuncia realizada por el presidente de la Autoridad Portuaria sobre el sobregasto en la construcción de la estación marítima o algo le ha jugado una mala pasada. La verdad es que no se cual de las dos razones es la lógica.

Hasta ahora, cualquier político, incluido el propio Imbroda, resulta que cuando alguien le acusa de algo, si entiende que ha podido cometer un presunto delito, ha manifestado su intención de acudir a los tribunales. Pero nunca se ha atrevido a meter en el miso saco a los medios de comunicación que se hagan eco de la opinión vertida por el político en cuestión. Eso es matar al mensajero. Y si Imbroda decidiera tomar este camino de matar al mensajero, al final, se encontraría, a buen seguro, de realizar uno de los mayores ridículos de su vida política. Sin dejar de lado, que luego el medio denunciado o el periodista en cuestión arremetiera, también judicialmente contra el mismo Imbroda por denuncia falsa. Las acusaciones gratuitas en el Juzgado también se pagan aunque muchas veces no se utilicen.

Repito que no me cabe en la cabeza lo que ha pensado Imbroda para dejarse llevar con esta bomba lanzada contra los medios de comunicación de nuestra ciudad. Esos mismos medios que han servido, al igual que a todas las formaciones políticas, para transmitir a los melillenses sus propuestas en las distintas elecciones y de las realizaciones en los cuatro lustros en que fue presidente de la Ciudad Autónoma el propio Imbroda.

Y hemos reflexionado ya. Como ustedes entenderán, esa posibilidad de que El Faro de Melilla no acudiera a más ruedas de prensa de los partidos políticos no deja de ser un brindis al sol. Era la manera de tomarnos como una broma la aseveración de Imbroda, aunque la del presidente popular no deja de ser macabra y más con su experiencia. Este medio de comunicación continuará informando de todas las opiniones que tengan los partidos políticos melillenses, siempre que las mismas se sometan a la legalidad y, luego, que cada uno asuma sus responsabilidades. De todas maneras, tanto Imbroda, como Aberchán o Gloria Rojas tienen el derecho de acudir a los tribunales de justicia si entienden que cualquier información pueda atentar contra su honor, pero no cuando nada más que transmitamos lo que otros dicen y nada más que seamos mensajeros.

Imbroda no pintó ayer un cuadro realista sino totalmente abstracto y lo que mejor debería hacer es pedir disculpa a los medios de comunicación y a quienes en ellos trabajan. Si quiere llevar a los tribunales a otro político por lo mencionado, allá él, pero no a quienes lo cuentan. Eso es una equivocación de padre y muy señor mío.

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