La Compañía de Mar y Artillería, fundamentales aquel día, fueron ayer las protagonistas del acto.
Un día como el de ayer, hace 515 años, Pedro de Estopiñán, emisario de Juan Alonso de Guzmán, tercer duque de Medina Sidonia, desembarcó en la costa de la vieja Rusadir y reclamó esta tierra para la Corona de Castilla. Comenzaba así una historia de más de cinco siglos de españolidad.
Como ya es tradición, los melillenses conmemoraron en la jornada de ayer esta efemérides en el casco antiguo, el recinto amurallado que durante décadas fue mudo testigo del devenir de la ciudad hasta convertirse en la Melilla de hoy día.
Desde las 19:30 horas comenzaron a llegar a la plaza bautizada con el nombre del conquistador de la ciudad, Pedro de Estopiñán, los primeros melillenses. Mientras tanto, iban tomando posiciones en las calles del Pueblo la Compañía de Mar y el Regimiento de Artillería, cuerpos militares que jugaron un importante papel cuando el enviado del duque de Medina Sidonia desembarcó en tierras norteafricanas. Tras interpretar el himno nacional ante los asistentes, dos artilleros procedieron a enarbolar la rojigualda bandera nacional al lado de la estatua del conquistador.
En un gesto lleno de simbolismo, fueron las principales autoridades políticas y militares de la ciudad autónoma las que terminaron de izar la bandera española hasta lo más alto del mástil. Participaron en esta tarea el presidente del Ejecutivo local, Juan José Imbroda; el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani y el comandante general de Melilla, Alvaro de la Peña.
Acto seguido, los mismos protagonistas dejaron a los pies de la impertérrita estatua de Estopiñán una corona de laurel en reconocimiento y recuerdo de todas aquellas personas que entregaron su vida por España.
Para finalizar esta ceremonia de homenaje, el Regimiento de Artillería procedió a disparar un cañonazo en recuerdo de ‘El Caminante’, la pieza que hace más de cinco siglos delimitó las fronteras de Melilla con una piedra.
El evento continuó con el discurso del presidente autonómico y con el desfile de Artillería y la Compañía de Mar por la plaza, el cual finalizó entre los aplausos de los cientos de melillenses que asistieron al acto.
Así pues, la ceremonia que cada 17 de septiembre tiene lugar en el Pueblo, casco viejo de Melilla y antaño su centro neurálgico, se desarrolló como cada año. Entre acto y acto, no faltaron las alusiones referentes a la españolidad de la Ciudad Autónoma.