Lejos queda ya -casi de dos años- el día en que Said Hamad, un intrépido melillense que vive por y para el fútbol, decidía hacer las maletas para formar parte de un ambiciosos proyecto cuyo objetivo primordial además de la formación es el de relanzar o más bien poner en valor este deporte en una de las pocas zonas del planeta en la que el fútbol se veía como algo muy lejano y poco propicio para llevarlo a la práctica en una región en la que el rigor del invierno y del verano no lo pone nada fácil.
Sus inicios como jugador fue en las categorías inferiores de la Peña Real Madrid, pero muy pronto se dio cuenta que lo suyo era enseñar, transmitir sus conocimientos y así lo hizo con apenas 15 años en el Colegio León Solá cuando su profesora le pidió que le echara una mano con los niños y estuvo como monitor de un equipo de fútbol de dicho centro escolar.
Tras una temporada en Barcelona donde llegó a formar parte del cuerpo técnico de la cantera del Corvera, regresaba a Melilla para colaborar con el Rusadir y la Peña Santillana hasta que optó por entrenar en Marruecos donde acumuló experiencia tanto como entrenador de las categorías inferiores del IRT de Tánger, como de técnico del equipo de Nador que competía en la Segunda División del país vecino.
Fue después cuando por mediación de Corominas surgió la posibilidad de emprender una nueva aventura en tierras asiáticas. Said Hamad lleva ya dos años en Ulanhot -la ciudad roja- localidad del interior de Mongolia (China).
El técnico melillense ya concedió hace ahora justo un año una entrevista a El Faro en la que dejó claro su pasión por el fútbol y el por qué de su decisión. Ahora, después del tiempo transcurrido, está más seguro que nunca de haber tomado la decisión correcta, puesto que sus declaraciones no dejan lugar a la duda en cuanto a si están cumpliendo con el objetivo que se marcaron. Aún así no descarta el regresar a su ciudad natal en la que le gustaría participar en algún proyecto de esta índole o parecido, es decir, trabajar en la formación de los jóvenes deportistas melillenses. “Todo aquél que sale de su tierra la mayor ilusión que tiene es la de volver. Eso está claro”, acuñó Said, quien añadió que “cuando uno no tiene oportunidades en su tierra no queda otra cosa que emprender otros caminos. Nunca hay que cerrar una puerta, especialmente si uno es un aventurero”.
Adaptación y proyecto
“A nivel personal me he adaptado bien tanto al clima como al idioma, con la dificultad que implica aprender uno tan complicado. Aún así creo que ha sido más fácil de lo que imaginaba al principio”, apuntó Hamad.
“En cuanto al desarrollo del proyecto tengo que decir que ha evolucionado y sigue haciéndolo. En estos momentos hay expectativas de crear un centro en esa zona por parte de la Federación China de Fútbol, y eso significa que el trabajo realizado hasta ahora ha estado bien. Este año se van a incorporar dos o tres entrenadores más -también españoles- por lo que todo indica que la expansión es cada vez mayor. Sobre todo si tenemos en cuenta que el gobierno chino quiere que se formen también a niñas. Empezamos con un equipo y ahora tenemos catorce de chicos y ya mismo otro femenino también”, manifestó.
Said Hamad no oculta su satisfacción por la evolución de los niños. “Es difícil competir contra equipos de otras regiones en las que los niños sí juegan al fútbol desde pequeñitos, pero dentro de la región de Mongolia nuestros niños ya son capaces de competir e incluso de ganar algunos campeonatos” , expresó. “La idea es que la progresión no solo se de en la zona sino también a nivel nacional”, añadió.
“En estos momentos hay una propuesta para que la Federación China tenga un centro de alto rendimiento en Ulanhot, lo que implicaría que pueda reunir a jugadores de toda la región de Mongolia Interior. El proyecto sigue adelante y lo más probable es que en agosto vayan cuatro niños nuestros a un stage de la Federación China de Fútbol y eso nos da mucha repercusión mediática a la vez que nos da un impulso para seguir trabajando en lo que estamos haciendo”, aseveró.
Nivel bajo
En preparador melillense analiza el nivel de los que pueden formar parte del proyecto. “El nivel es bajo. Decidimos empezar con niños de 6 años que ahora tienen 8 y están más desarrollados que la mayoría de los que tienen 10 e incluso 11 años. Llevan entrenando desde los seis años en base a la formación que requiere esa edad cosa que no se hacía habitualmente en China y eso hace que se note mucho la diferencia entre los niños que llevan con nosotros dos años y el resto que acaban de empezar”, explicó.
“Hemos pasado de estar con un grupo de inversores a firmar ahora con el gobierno y eso nos ha facilitado el poder disponer de la mayoría de los colegios de la ciudad y de paso tener la posibilidad de elegir. Lo que pasa que el proceso de selección, teniendo en cuenta que la mayoría de los niños no saben jugar, al final tienes que ir bajando el nivel. Teníamos en principio una planificación técnica con una serie de ejercicios para captar a los niños capaces de superarlos, pero hemos tenido que bajarlo tanto que prácticamente nos basamos en la coordinación física incluso. La mayoría no sabían lo que era un balón de fútbol. Imagínese dar un pase o cualquier otro gesto técnico, pero afortunadamente en los últimos tiempos ha habido un cambio y ahora se ve más gente jugando al fútbol en la ciudad e incluso a más padres participando. Todo esto es en parte al trabajo que hemos hecho y a la promoción que está haciendo el gobierno y su repercusión en los medios de comunicación.
Infraestructuras
En cuanto al número de instalaciones deportivas la evolución también es evidente y todo ello ayuda a la promoción de este deporte. “En estos momentos se está construyendo una ciudad deportiva que en principio está previsto que esté finalizada para el mes de marzo y a ello hay que añadir también que para diciembre estará terminado también un campo de fútbol cubierto. Hay voluntad de que el fútbol crezca en China con el objetivo de organizar un Mundial”, significó.