La consejera de Políticas Sociales, Salud Pública y Bienestar Animal, Francisca García Maeso, y el director general de Salud Pública, Juan Luis Cabanillas, visitaron este jueves la nueva sede de rastreadores en Melilla, ubicada en el Palacio de la Asamblea.
De acuerdo con lo que destaca una nota de prensa, con la colaboración de personal de las Fuerzas Armadas, los profesionales sanitarios de la Dirección General de Salud Pública y Consumo realizan, desde el inicio de la pandemia, un trabajo "ímprobo" para frenar la transmisión del coronavirus.
Según han dejado saber las autoridades sanitarias locales, actualmente el trabajo de los rastreadores se centra en las personas vulnerables, es decir, quienes sufren las formas más graves de la enfermedad, o en aquellas pertenecientes a entornos vulnerables o en riesgo de exclusión social, como residencias de mayores o centros penitenciarios
En ese sentido, desde Salud Pública han resaltado que el trabajo de los rastreadores está siendo "imprescindible" para proteger a los más vulnerables.
De hecho, la labor de los rastraeadores se desarrolla "en consonancia con lo acordado en la Comisión de Salud Pública", en la que se actualizó la Estrategia de Vigilancia y Control del covid.
Hay que recordar que la pasada semana el ministerio de Sanidad y las autonomías acordaron por unanimidad detener el recuento meticuloso de positivos y concentrar el esfuerzo diagnóstico y de seguimiento en los casos graves, que son los que necesitan atención médica y hospitalaria; así como a los brotes que aparezcan en entornos vulnerables o en riesgo de exclusión.
Al poner el foco en aquellas personas o colectivos que pueden complicarse en caso de contagiarse, España ha dado los primeros pasos hacia la gripalización del covid. Así, el rastreo "reforzado" del virus se va convirtiendo en una vigilancia de tipo centinela de infección aguda leve en la atención primaria y grave, en los hospitales, como normalmente ocurre con otras patologías respiratorias.