El hermano mayor de la Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor, Roberto Vargas, aseguró a El Faro que este año ha sido duro para todos. La pandemia no solo cambió la forma de trabajar de esta entidad, sino que hizo una herida por el dolor de perder a los hermanos que fallecieron, como su fiscal José Manuel Galindo. No obstante, la cofradía se puso las pilas en muy poco tiempo para cumplir con uno de sus pilares, la caridad. La pandemia trajo enfermedad, pero también una crisis económica que se solventa con la ayuda de otros hermanos.
–¿Cómo ha sido este año para la cofradía? ¿Cómo lo han vivido los cofrades?
–Este año ha sido especialmente duro porque hemos tenido muchas limitaciones e incluso la parroquia cerrada durante mucho tiempo. No fue hasta después del confinamiento y con el paso de los días hasta la actualidad cuando se ha podido trabajar un poco más, pero siempre siguiendo las normas de seguridad. Y ahora la cofradía trabaja al 100% dentro siempre de las medidas sanitarias que hay que seguir, como el aforo en el templo e incluso en las actividades que hacemos.
–¿Ha cambiando mucho la forma de trabajar?
–Por su puesto. Sin ir más lejos, todos los cabildos que la cofradía tiene durante el año, y las reglas nos marcan dos de forma ordinaria, no los hemos podido realizar. De forma que la Junta de Gobierno tomó la decisión de hacerlo de forma telemática, en un primer lugar entre nosotros para ver toda la gestión. Y luego, para rendir cuenta a los hermanos de esa administración a través de cartas y también enviamos el estado de las cuentas por correo electrónico. Esto trastocó mucho los planes, pero siempre se ha sabido salir de todo esto. Nosotros si no podemos rendir cuentas a nuestros hermanos de forma presencial, sí lo hemos realizado telemáticamente.
–¿Cómo se vive que de nuevo, un año más, no haya procesiones y no se pueda salir con el Cristo y la Virgen bajo los hombros de los hombres de trono?
–Bueno, el año pasado estuvimos todos encerrados en las casas. Fue muy triste y muy penoso no celebrar la Semana de Pasión como se merece, estando junto a nuestros titulares y saliendo a la calle. Pero es cierto que este año, aunque no salgamos, tenemos la suerte de estar junto a ellos, de rezarles al lado y poder celebrar la fe. Podemos sentir que estamos montando los pasos para que pueda venir la gente de Melilla.
La Semana Santa, además de fe, es sentido, es cultura y es tradición. La cofradía está muy ilusionada aunque no podamos salir en procesión. Pero lo más grande para la cofradía es que el pueblo de Melilla pueda venir a ver al Señor y la Virgen.
En estos tiempos que corren, siempre debe prevalecer la esperanza y nuestra titular del Domingo de Ramos lleva por advocación esperanza y ése es el nombre y el título idóneo para el resto de la Semana Santa y del año. Espero que esta maldita pandemia pase y podamos estar pronto todos disfrutando de una vida normal.
–Hasta el año pasado solo el mal tiempo o la falta de portadores impedía la salida de los titulares. ¿Ha acudido más gente a la cofradía tras la llegada de la pandemia?
–Sí, se ha notado. Cuando el pasado año estábamos confinados decíamos que necesitábamos fe y esperanza. Y este año se ha notado que en los cultos que hemos podido realizar. En septiembre hicimos un triduo a nuestra señora del Mayor Dolor, en diciembre hicimos el de María Santísima de Gracia y Esperanza con motivo de su onomástica. También se lo hicimos a La Pollinica en el día del Cristo Rey. Y sí, a la gente se le ha notado esa necesidad de estar más cerca de los titulares. Han rezado y han pedido para que esta pandemia desaparezca. Además, nosotros desde la cofradía estamos dispuestos siempre para que todos los fieles se puedan reunir frente a los titulares y hagan sus oraciones.
–¿Teme que la pandemia haga olvidar a los melillenses lo que es la Semana Santa y dentro de un año no haya portadores?
–Ni mucho menos. Yo creo que la gente está loca por estar debajo del santísimo peso de nuestros titulares. Pero no solo en nuestra cofradía, sino de todas. Las cofradías tenemos que estar ahí, trabajando por nuestros hermanos y por nuestros hombres de trono. Creo que la gente, hablando en plata, está harta de la pandemia y todos tienen muchas ganas de poner su hombro bajo los varales de los santísimo titulares. Nosotros sabemos no nos va a hacer daño este parón, al revés, nos va a engrandecer y a la Semana Santa de Melilla también. Ésta es una gran desconocida en nuestra ciudad.
Pero la Semana Santa de Melilla hay que mirarla más. Tenemos un patrimonio histórico y artístico muy muy grande. La gente no se da cuenta pero hay que conservarlo y tenemos que luchar por él.
–¿Y la gente? ¿Se olvidará de las estaciones de penitencia?
–No. Esta semana trabajando en la hermandad no paraba de venir gente no solo ayudando para que las puertas del templo se abra el Domingo de Ramos. Los melillenses no han parado de venir a preguntar porque no todo el mundo se maneja con las redes sociales, y aunque la cofradía es muy activa ahí y no paramos de dar información, querían saber si había procesiones, si se iba a abrir la iglesia, el horario... Hay el mismo trajín de gente, de hecho le diría que es igual a un día previo a salir en procesión.
–¿Cómo es el trabajo que hacen con los jóvenes?
–Aquí en Melilla hay una cultura cofrade que poco a poco se ha ido engrandeciendo mucho. Hoy en día por las redes sociales la juventud son amantes de visionar las hermandades de fuera y la propia. Por ello también está esta cofradía involucrada con las redes sociales. Tenemos una vocalía ahora muy amplia de juventud que se están acercando tanto al templo como a la casa hermandad y nosotros estamos muy orgullosos de que estén aquí acompañándonos porque son la savia nueva que nos tiene que relevar mañana.
Además, nosotros debemos dejar este legado como lo hemos recibido de nuestros mayores.
–¿Qué actividades no han podido realizar?
–Pues una que nos hubiera gustado mucho hacer es la cuarta chocolatada solidaria que se organiza siempre en Navidad. No obstante, hicimos una campaña que llamamos operación bebé y recogimos muchos alimentos, productos y ropa que donamos. Y a todos los que donaron les damos las gracias de verdad. Pero es verdad que antes de Nochebuena siempre hacíamos esa chocolatada y el dinero recaudado lo mandábamos a una ONG y este año con la pandemia no lo hemos podido hacer.
“La Semana Santa de Melilla es importante y aquí no le damos valor”
–No han parado de trabajar en campañas solidarias.
–Las cofradías tienen marcos diferenciados aunque estén unidos todos en la fe, como son los cultos, la devoción popular y la caridad. Esta última es un pilar fundamental. La cofradía siempre ha ayudado, pero este año más si cabe por la pandemia. Hemos intentado echar una mano a personas particulares que pasaban por una dificultad y a las ONG y entidades que necesitaban ayuda. La cofradía ha hecho cuatro campañas seguidas de recogida de alimentos, productos de bebé... Estamos llegando a todos los que podemos. Este año una de las actividades más importantes que hemos hecho es sacar las papeletas de sitio y todo el dinero que se recaude de esto irá a la bolsa de caridad.
–¿Habeis recibido la petición de cofrades para ellos o para familias conocidas?
–Por desgracia sí. Hemos ayudado a hermanos que estaban pasando por dificultades muy grandes por la pandemia. La cofradía ha tenido que hacer un esfuerzo para no cobrar las cuotas a estas personas y lograr toda la ayuda posible con alimentos o con dinero para que la familia pudiera luchar contra la pandemia que no solo ha provocado esta crisis sanitaria, sino también económica. La cofradía en todo lo que ha podido, porque somos humilde y de barrio, vamos a ayudar. Una cofradía sin hermanos no es una cofradía.
–¿Como hermano mayor ha sido más duro gestionar la cofradía en este tiempo?
–Pues con los hermanos y la Junta de Gobierno todo sale adelante. Es verdad que son tiempos difíciles y complicados. Las ayudas de algún ente siempre suele ir a la baja y la cofradía tiene los mismos gastos o más. De hecho, hemos aprovechado el parón de no salir a la calle en procesión para conservar enseres y objetos que son parte de nuestro patrimonio de las hermandades. Lo que nosotros hemos recibido, debemos legar mejor aún a los que vengan detrás de nosotros.
Las cofradías, aunque no salgamos a la calle, estamos teniendo un gasto muy grande porque estamos aprovechando para conservar el patrimonio y ponerlo en valor. No se trata de enriquecer, sino conservar lo que tenemos.
–¿Cómo ve el futuro de la cofradía?
–Espero que desde esta Junta de Gobierno sigamos dando impulso a la hermandad. Si Dios quiere y duramos cuando años más en el gobierno, seguiremos dando ese empujón a la cofradía y a la Semana Santa de Melilla.
Creo que la Semana Santa de Melilla debe abrirse más a la juventud, unos jóvenes que hay capaces para ocupar cargos y hay muchos que lo merecen y están decididos a trabajar por y para su hermandad y la Semana Santa de Melilla.
La Semana Santa de Melilla tiene un futuro alentador. Ojalá el día de mañana, cuando yo sea un viejecito a pie de calle viendo a mi Virgen, pueda decir que puse mi granito de arena para que levantara su vuelo.
Pero esto no es solo por mi cofradía, sino por todas las demás. Todas las hermandades vamos a una y a que la Semana Santa de Melilla esté donde se merece. Es muy importante y nunca le damos valor desde dentro de nuestra ciudad y, en cambio, fuera sí se lo dan.
–¿Qué mensaje daría a otros cofrades?
–Tienen que disfrutar de esta Semana Santa. Este año es más santa que nunca. Les animo a visitar los templos. Solo que hay recordar lo que vivimos el año pasado cuando estuvimos encerrados en casa y tuvimos que ver a nuestras imágenes en los vídeos de otros años.
Tienen que disfrutar porque habrá todas las medidas de seguridad para que puedan ir a los templos a rezar a sus santísimos titulares. Y les animo a pedir al Señor y a la Virgen para que la pandemia se vaya, haya más vacunas y al año que viene podamos estar en las calles de Melilla.
DIJO JESUS EN AQUELLOS TIEMPOS A SUS DISCIPULOS , QUE LLEGARA UN DIA EN EL QUE ME BUSQUEIS Y NO ME ENCONTREIS...