l El Mariscal Sherlock lideró las defensas de Melilla para aguantar el sitio
Fue 1774, en concreto, un 9 de diciembre, cuando las tropas del sultán Muley Mohamed Ben Abdalah, perteneciente a la dinastía alauita, deciden cercar la ciudad con el fin de tomarla al asalto. La historia cuenta que el sultán contaba con 40.000 hombres.
Durante cien días permaneció Melilla cercada sólo por tierra, lo que permitió el avituallamiento por mar de la guarnición, que fue reforzada con efectivos de la península con el fin de hacer frente a las tropas alauitas.
La población local fue evacuada a las costas andaluzas y tan sólo quedó en la ciudad el Ejército, así como los sanitarios. Durante los días del asedio, la ciudad fue bombardeada sin piedad y fue atacada por un gran número de tropas enemigas que pretendían hacerse con los fuertes a través de diferentes escaramuzas. Aunque todos estos intentos no hicieron mella en los soldados melillenses que resistieron y mantuvieron la moral alta para defender con todas sus fuerzas esta tierra.
Llegada de un líder
Fue el Mariscal Sherlock quien llegó a la plaza para comandar la defensa de los recintos fortificados, motivo por el cual la ofrenda floral, que todos los años hacen las autoridades de Melilla, se deposita en el monolito construido en su honor en la carretera que sube del Puerto a El Pueblo.
Finalmente, tras los 100 días de asedio y en vista de la imposibilidad de tomar la plaza, el sultán Muley Mohamed decidió levantar el sitio, justo el día de San José, el 19 de marzo. Melilla no fue tomada por los soldados alauitas y desde entonces, permanece como ciudad española.
La ayuda por mar impidió que se cayera la ciudad
Los historiadores consideran que fue imposible que el sultán de Marruecos, Muley Mohamed, tomara la plaza de Melilla en 1775 debido a que el cerco que realizaron sus tropas fue sólo terrestre. Explican los conocedores de aquellas batallas que las defensas melillenses eran bastante buenas y que contaban con varios recintos fortificados que hoy en día pueden visitarse. De esta forma, la ciudad siempre estuvo auxiliada por mar. De hecho, se consiguió trasladar a los ciudadanos a las costas andaluzas y traer a Melilla tanto provisiones, como más soldados para luchar contra el sultán. Es más, los historiadores destacan que incluso algunos buques utilizaron su artillería contra el enemigo.
También señalan las crónicas que los bombardeos continuados y las escaramuzas de los solados enemigos acabaron con la vida de 90 personas en la ciudad, la mayoría eran soldados y desterrados.
Para conmemorar que el 19 de marzo las tropas del sultán dejaron de sitiar Melilla, los ciudadanos decidieron celebrar esta fecha e incluso recaudaron fondos para que se celebrara una misa y un acto en honor a los que perdieron la vida por la ciudad.