“Tenemos mucho miedo, no solo por el coronavirus, sino por todo tipo de obstáculos”, relató Marie a El Faro, una residente del CETI que lleva desde noviembre en la ciudad.
En relación a los “obstáculos”, se refiere al temor que existía y que ahora se ha acrecentado de todos aquellos migrantes de la ciudad que esperan con impaciencia para pasar a la península, ya sea para quedarse en España o para ir a otros países europeos, como Francia, donde tienen familiares o dominan el idioma.
“No estamos seguros, queremos la salida para dejar el CETI”, reclama. La palabra que más se repite entre los que se quieren ir de Melilla es “miedo”. Otro residente del CETI explica que lleva ya un año allí y un compañero suyo expresa que “aquí estamos todos estresados, estamos disgustados”. Detalla que antes del coronavirus la situación ya era complicada y que ahora, todos los que están en el centro llevan los seis meses de la pandemia allí metidos, sin poder cruzar el mar de Alborán y tampoco volver atrás. “Han cerrado la puerta otra vez, ¿qué hacemos?”, se pregunta. En este sentido, relata que en el CETI, la gente se quedaba normalmente tres o cuatro meses y se iban a otra ciudad, algo que no ocurre en este momento.
Asegura que no ve los derechos humanos en dicha situación y que quieren “la libertad” y recuerda que los de su nacionalidad han entrado todos con pasaportes, que se encuentran en este momento en las instancias de la Policía Nacional. Añade que están en “shock” porque no saben nada y no ha ido nadie al centro para decirles cuánto tiempo se van a quedar allí.
Otro joven que vive en el CETI asegura que lleva un año y medio en Melilla y que ya va por su segunda tarjeta roja, la cual indica que la solicitud de asilo de la persona se está estudiando. Ahora mismo se está buscando la vida con trabajillos en la ciudad. Dice que el CETI “está cerrado y ya está”, con resignación. Con un español básico, explica que también tiene una chabola en las afueras, ya que pasó tres meses en la calle.
Desde hace meses, son numerosas las voces que piden el traslado urgente de los perfiles más vulnerables a la península. Una de estas voces fue Amnistía Internacional, ONG que organizó una recogida de firmas que llevó al Ministerio del Interior con dicha petición.
Interior defiende su gestión
Fuentes del Ministerio del Interior defendieron que la gestión de la política migratoria que están llevando hacia delante está dando resultados, aunque parezca que la situación no lo respalde. “La política relacionada con el fenómeno migratorio en Melilla se centra en el fomento de la ayuda al desarrollo y la cooperación con los países de origen. Este trabajo ha dado y sigue dando sus frutos, por mucho que las cifras actuales parezcan indicar lo contrario”, expresaron.
Además, dijeron que “el Ministerio del Interior participa en el impulso de una política migratoria que apuesta por la cooperación con los países de origen y tránsito y la lucha contra la trata de seres humanos como manera más efectiva de abordar este asunto”.
Un ejemplo de esta vía diplomática es la visita del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a Argelia que tuvo lugar a principios de este mes de agosto. En una nota de prensa, se explicó que allí el ministro tuvo distintos encuentros con el presidente del país y los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores. En las reuniones, detallaron, se abordó la cooperación entre ambos países en la gestión de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada, protección civil, formación policía y la seguridad vial.
Mientras saltar la valla o acceder por otro medio sea un premio para llegar a la Península, esto no tendrá fin.
Que no hubiesen venido...que esperaban que si venian iban a estar
De vacaciones a torremolinos??