Cientos de melillenses se acercaron ayer hasta el cementerio para recordar a su seres queridos, aquellos que ya no están físicamente pero que se mantienen en nuestros mentes.
Como manda la tradición, el Día de Todos los Santos es una fiesta para mantener vivo el recuerdo de los que se fueron y el campo santo se llena de flores y de una vida que no tienen a lo largo del año. A pesar de que la añoranza por los seres queridos puede provocar tristeza y melancolía, muchos lo viven con un carácter más positivo y celebran la memoria de los ausentes.
Este es el caso del Soldado de los Milagros. Como manda la tradición, ayer también se conmemoró a Benito y como otros años, familiares del difunto viajaron desde la península para visitar su tumba acompañados por miembros de la Casa de Aragón en Melilla.
Tampoco faltaron en el día de ayer los dulces típicos de esta fecha y los melillenses recordaron a sus familiares entre huesos de santo y flores.
Recordar a los que ya no están es importante y se trata de una bonita tradición que esperemos se mantenga durante muchos años.