Entramos en los últimos cinco días de campaña electoral y sólo podemos pedir que cesen todas las prácticas antidemocráticas, los usos malintencionados que mezclan política y religión malévolamente al servicio de intereses partidistas muy concretos. Que cesen también las injurias, las difamaciones, el uso espurio que se hace de esa gran herramienta de comunicación que es Internet.
Que la campaña electoral sirva de una vez para lo único que debe servir, es decir, para trasmitir ideas, para promover el debate entre las distintas candidaturas, para expresar a los ciudadanos qué tipo de ciudad nos ofrecen o son capaces de diseñarnos en sus programas electorales las distintas candidaturas.
Los hechos grotescos que han sucedido, con agresiones varias cuando no pintadas insultantes contra los candidatos del PP, deben de una vez desterrarse, para evitar una insana bipolarización del voto que tampoco interesa a nadie en esta ciudad.
Las elecciones no serán nunca un triunfo si no se ven precedidas de una campaña limpia. Por eso, sólo nos queda desear que estos últimos cinco días de campaña que empiezan a computarse desde hoy y hasta el próximo viernes, pongan un broche de oro ejemplar a los comicios en Melilla.
Los melillenses lo merecen y los aspirantes a gobernarnos o a seguir haciéndolo deben dar ejemplo del respeto que les tienen.