La empresa, que nació como una consignataria de buques en 1915, se ha convertido en una operadora logística internacional.
Javier Martínez es el director corporativo de Carmelo Martínez Rodríguez SL, una empresa que cumple este año su centenario y que lo está celebrando, por todo lo alto, con los suyos y también con toda la sociedad melillense, “que ha sido el motor de nuestra actividad”, explicó ayer en una entrevista concedida a El Faro. Martínez transmite cercanía, confianza, familiaridad..., aspectos que sin duda pueden extrapolarse a la empresa que dirige. Así, desde luego, se aprecia cuando habla de sus trabajadores o de la relación que tiene Carmelo Martínez con una ciudad a la que lleva vinculada desde 1915. –¿Quién es Carmelo Martínez? –Es el fundador de la empresa, que en 1915 vino a Melilla y tras desarrollar una actividad inicial de agente comercial vio que había mucho potencial en el puerto de Melilla. Entonces funda la consignataria de buques y enfoca todo al transporte de mercancías en el puerto de Melilla, como motor no sólo de la empresa, sino también de la propia economía melillense. –Y Carmelo Martínez Rodríguez SL ¿qué es? –Hoy en día es una operadora logística internacional que desarrolla sus actividades no sólo en Melilla sino por todo el mundo. Trabajamos en todo el territorio nacional, incluyendo Las Canarias e Islas Baleares y casi todos los puertos de la península, entre ellos Ceuta y Melilla y luego, donde nos mandan nuestros clientes. Hoy en día contamos con la confianza de grandes corporaciones industriales como Cepsa, Endesa, Repsol o Iberdrola que nos dicen que tienen un proyecto, por ejemplo en Chile, y acudimos allí a enviarles las mercancías. Nuestro negocio principal es el transporte, aunque hoy en día no es sólo trasladar las cosas de un lugar a otro. Hay aduanas y muchos imponderables tanto documentales, como técnicos o físicos. Por ejemplo, aquí en Marruecos, hemos trabajado para el grupo Abengoa trasladando los equipos de una empresa eléctrica que se construyó hace unos años y para el cual tuvimos que construir una carretera para poder pasar con los equipos. No es sólo transportar, sino poder hacer posibles esos transportes. –¿La base de la empresa está en Melilla? –Sí, desde 1915 que se fundó, hemos tenido el cuartel general de todas las empresas en Melilla. Hace 30 años Carmelo Martínez diversificó sus actividades pegando el salto a la península y creó Totallogistic, nuestra marca logística de referencia. Es la que trabaja a nivel nacional y la que vende el nombre del grupo Carmelo Martínez y de la propia Melilla por todo el mundo. Hay otra división que es la que se dedica a la logística industrial, que es Totalengineering, que también está radicada en Melilla y que se dedica a otros servicios más relacionados con la formación de trabajadores y empresarios para darles un soporte que nosotros consideremos vital de la empresa. Precisamente en estos momentos Totalengineering ha abierto unas aulas en El Real en las que se apuesta por una formación de calidad encaminada a la obtención del certificado de profesionalidad y de especialidades, para lo que se cuenta con un equipo multidisciplinar con una gran experiencia en el sector. Además, recientemente se ha constituido como agencia de colocación para ofrecer un asesoramiento integral a los alumnos, basado en las demandas del mercado laboral. –La vinculación con la ciudad, entonces, ¿es estrecha? –Total, porque independientemente de que fuera aquí donde naciera la empresa, es aquí donde se ha desarrollado durante estos 100 años. La relación principal ha sido con los clientes de Melilla, con la ciudad y con todo el entorno que nos rodea. –La evolución de la empresa desde sus inicios a la actualidad es algo evidente, pero ¿quizá el mayor cambio se ha producido, por ejemplo, en estos últimos 30 años? –Sí, fundamentalmente porque hace más de 25 años fue cuando consolidamos ser agentes de Maersk en Melilla y eso propicia que la ciudad esté conectada con todo el mundo de forma regular desde hace más de 25 años. Ahora, cualquier importador de Melilla tiene la posibilidad de comprar sus mercancías en cualquier parte del mundo y ésta puede venir directamente a Melilla, vía Algeciras. Nosotros tenemos con este puerto un servicio regular semanal desde hace más de 25 años, que ininterrumpidamente ha conectado todo el mundo con Melilla, lo que a su vez ha favorecido y permitido el desarrollo del comercio en la ciudad y que ésta se haya convertido en la plataforma de, digamos, distribución de mercaderías no ya sólo para las zonas colindantes de Marruecos sino para toda África. Tenemos constatación fehaciente de que mercancías que se han importado en Melilla se han comercializado y se han vendido a países como Sudáfrica en Ciudad del Cabo. –¿De qué forma ha capeado la empresa los años de crisis de los que supuestamente parece que estamos saliendo? –Con mucho esfuerzo y siendo innovadores. Centrándonos más en las actividades que todavía seguían generando beneficios y apostando por ello. Con una gran contención de costes, intentado reducir al mínimos éstos y apostando por que también la gente siga adelante con el proyecto que lleva ya tanto tiempo. –Se habla de ampliar el puerto de Melilla. ¿Eso es positivo para vuestra empresa? –Claro. Es positivo incluso para la ciudad. ¿Cómo se va ha hacer? Hay que ser creativos y las autoridades están en ello, pero evidentemente todo lo que sea inversión para Melilla no hay que desecharlo nunca. Siempre hay que dar la bienvenida a cualquier iniciativa de inversión que pueda suponer un futuro mejor para la ciudad. –¿Cuánta gente ha pasado por la Carmelo Martínez? –Muchísima gente. Además de los propios miembros de la familia, hay gente como Pepillo, José García Fernández, que empezó con nuestro abuelo, continuó con nuestro padre y luego con nosotros. Estuvo 50 años ininterrumpidos trabajando en la empresa. Ese hombre ha vivido todo tipo de cambios, desde que todo se hacía en papel hasta las transferencias tecnológicas más fuertes. Se adaptó perfectamente a todo. Cano, que es uno de los principales directivos aquí en la oficina, también empezó con nuestro abuelo, con 14 o 15 años, con su bicicleta haciendo los repartos por aquí, por el puerto y sigue con nosotros hoy en día. Otro personaje importante fue Ricardo Carmona, que fue el que desarrolló toda la actividad, junto con mi padre, del tema de aduanas. Su legado se mantiene en la empresa porque dos hijos suyos siguen trabajando con nosotros. Además, gente del puerto, estibadores que han estado, sin estar directamente contratados por la empresa, pero si ha habido mucha vinculación directa con toda la comunidad portuaria. Son nuestros proveedores de servicio. Al final es como una gran familia, con la que celebramos este centenario. –¿En su caso personal nunca hubo duda de que ésta iba a ser su profesión? –No nos lo planteamos. Yo empecé a venir al muelle cuanto tenía 12 años. En mis vacaciones de verano, nuestro parque acuático era el puerto. Veníamos y nos lo pasábamos bien. Hacíamos encargos, ordenábamos papeles, veíamos cómo se descargaban los barcos… Si eso lo vas viendo desde que tienes 12 años, luego, aunque tú quieras encaminar tu vida o tu profesión hacia otro lado, siempre tienes el gusanillo del puerto. En una empresa familiar eso es así. Eso es lo que se nos inculca y yo creo que todos hemos pasado por esta parte de nuestra vida. No hemos sido nunca llamados a seguir. A lo mejor subliminalmente te lanzaban mensajes de que aquí está vuestra casa, vuestro futuro, pero nunca se nos ha obligado y al final, casi todos hemos acabado trabajando aquí. –¿Y el futuro? –Es continuar e intentar que las generaciones venideras sigan apostando por este negocio para que vuelva a cumplir, si puede ser, otros cien años. Sería una pena que a estas alturas… Ya hay miembros de la cuarta generación trabajando, pero nuestra idea es que en un futuro haya más miembros de la cuarta generación y de una quinta; que sigan llevando primero con orgullo el pertenecer a una empresa familiar que tiene ya cien años de historia y segundo, el trabajo que desarrollamos. –¿Son la empresa más antigua de Melilla? –No, debe haber dos o tres empresas más que también han cumplido 100 años. Quizá no lo hayan celebrado tanto, pero para nosotros es un orgullo poder contar hoy día que estamos celebrando 100 años y además queremos compartirlo con la sociedad melillense, que ha sido el motor de nuestra actividad. –La celebración del centenario la están haciendo por todo lo alto. Están tirando la casa por la ventana. –Sí claro. No lo digas muy alto, pero ciertamente sí. Estamos haciendo un gran esfuerzo pero la ocasión lo merece. No ya por nosotros, por la propia celebración, si no porque queremos que los melillenses se sientan orgullosos de que una empresa de Melilla cumpla 100 años, que precisamente es gracias a su apuesta también. El que la empresa cumpla 100 años se basa en tres pilares fundamentales. Primero en nuestro equipo, nuestra gente, que desde siempre, desde que comenzamos, ha apostado por la empresa, por el trabajo, por el esfuerzo y por la dedicación. Segundo, la apuesta de la familia, es decir, vamos a tirar para adelante con este proyecto cueste lo que cueste, con esfuerzo y con la misma ilusión o más que el resto de gente. Tercero y fundamental, la apuesta de los clientes. Ellos han confiado y siguen confiando ininterrumpidamente en nosotros desde hace 100 años. Empresas de Melilla de toda la vida. Gente que llega nueva, que abre sus negocios y que vienen a consultarnos sobre cómo podemos colaborar con ellos, cómo podemos ayudarles. Aquí tienen las puertas abiertas para ayudarles en todo lo que sea y eso es lo que queremos, agradecerle a la ciudad, que gracias a la confianza de nuestros clientes, prácticamente dejan de serlo pero no porque ya no trabajen con nosotros, sino porque se crea una relación de amistad. Hay que agradecerlo y eso queremos celebrarlo con toda Melilla.
Una empresa que apuesta por la ciudad
-No son entonces una familia circunscrita al círculo de la empresa. ¿Por lo que dice afecta a toda Melilla? -–Sí, todos nos conocen. Procuramos siempre involucrarnos en todas las actividades de la ciudad y, sobre todo, intentar devolver a la sociedad parte, que nos va a ser imposible, de lo que ella nos ha aportado durante 100 años. Queremos compensarla de alguna forma. No ya con esta celebración que es eso, una fiesta, pero sí con las actividades que estamos apoyando durante todo el año, como puede ser el fomento de la cantera del Melilla Baloncesto, que para nosotros es un orgullo que 200 niños vistan nuestra camiseta. Pero no es sólo que luzcan la camiseta con nuestro nombre, sino que se involucren con el deporte y que piensen que en el día de mañana pueden tener un futuro con el desarrollo del baloncesto. También estamos patrocinando equipos de ciclismo, de tiro con arco, equipos de fútbol. Todo lo que sea fomentar el deporte en los niños para fomentar los valores que en el fondo son los mismos que nosotros aplicamos desde hace cien años, que son el compañerismo, la vocación por el esfuerzo, la orientación a resultados, el trabajar en equipo... Son valores que en el deporte son básicos, pero que ya no sólo en la vida empresarial, sino en la vida real son prácticamente los mismos. El fomento de formación. Hemos estado durante muchos años recibiendo a alumnos que están en formación profesional haciendo sus prácticas aquí. Todos los años tenemos a dos o tres personas haciendo sus prácticas aquí. La última acción que hemos realizado es con la escuela de Ciencias Sociales, donde el alumno con mejor expediente académico en la licenciatura será becado para poder hacer un máster donde él elija y una vez que termine el máster se le da la oportunidad de que realice sus prácticas en la empresa y aquí también puede tener su primera oportunidad laboral.