Muerta me quedé cuando vi hace dos días en la prensa nacional que estamos en el furgón de cola de la vacunación en España. Según los medios nacionales estamos incluso por detrás de Ceuta, que con su 62,1% se habría quedado por debajo de la media nacional. A una se le pone acento mexicano cuando ve estos números y no le queda otra que preguntarse: ¿Qué pasó güey?
Nuestro país ya ha alcanzado la meta del 70% de población totalmente vacunada, pero las ciudades autónomas que, en teoría, dependen del Ministerio de Sanidad, han sido retratadas como si fueran un grano en el culo de la Administración.
Admito que me sorprendió que en Melilla sólo tengamos un 57% de personas con las dosis completas de las vacunas anti-Covid. Por eso pregunté qué pasó a la dirección territorial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y a la nueva consejera de Salud Pública, Francisca García Maeso.
Yo me imaginé a Maeso diciendo: ¿pero esta mujer no sabe que tomé posesión de mi cargo el 14 de agosto? Evidentemente la metida de pata no ha sido suya. No sólo porque no ha tenido tiempo físico de firmarla sino porque desde la Consejería explican que ha habido un error y no ha sido en Melilla.
Lo aclara el director general de Salud Pública, Juan Luis Cabanillas Moruno. Él defiende que el porcentaje de personas vacunadas en Melilla es del 70,2% de la población diana. ¿Eso qué significa?
Significa que a nuestra ciudad han llegado 136.190 dosis y se han puesto 95.598 de ellas. La trampa está en que a fecha 1 de septiembre la pauta completa sólo la tienen 50.251 personas. O sea, un cincuenta y pico por ciento. A eso hay que sumar que hay otras 54.026 personas con al menos una dosis puesta.
El 70,2% se refiere al porcentaje de vacunas puestas sobre el total de vacunas entregadas. En fin, que no es lo mismo, ni da igual. No hemos alcanzado el 70% de personas con pauta completa, que era la meta marcada por el Gobierno central.
Pero no sólo llamé a la consejera García Maeso sino también al Ingesa y desde la dirección territorial tuvieron la infinita amabilidad de aclararnos que el marrón no es suyo. Según explican, aunque las competencias sanitarias no están transferidas a la Ciudad, la CAM sí controla la gestión de áreas como Epidemiología, encargadas de la vacunación.
Ellos, añaden que desde el Ingesa, trabajan en colaboración con Salud Pública, poniendo el personal para la vacunación, pero la responsabilidad de que sólo hayamos conseguido vacunar al 50 y pico por ciento de los melillenses, no es suya aunque obviamente reniegan de ella de manera especialmente puntillosa.
Confieso que me sorprendió la cifra de vacunación completa de Melilla, más cercana al 41,18% de Marruecos que al 70% de España, porque como muchos melillenses sentí orgullo de ver cómo avanzaba la inmunización en nuestra ciudad y cómo liderábamos la tabla nacional y salíamos los primeros en los telediarios.
Por eso cuesta entender qué pasó en Melilla. Cómo es posible que empezáramos a vacunar a la generación del boom antes que nadie; que avanzáramos hacia los adolescentes con paso firme y que a día de hoy estemos en el furgón de cola de España (en pauta completa de vacunación).
¿Es que la generación de los 40 es antivacunas en Melilla? No hay una explicación. Luego una escribe un artículo y se lanzan como fieras a quejarse, que para eso tienen el uno. El lobby del profesorado se cree que estamos en la Primaria: “Seño, la del Faro me pegó”.
No sé si es que en la inmunización hemos avanzado por edades y hemos dejado a mucha gente por el camino o si es que la gente se fue de vacaciones y dejó la vacunación para después de verano. Puede que muchos regresen vacunados porque han terminado la pauta completa en su segunda residencia en la península.
Pongo el ejemplo de mi marido, que se puso la primera de AstraZeneca, aquí en Melilla y la segunda dosis en Murcia, sin que en la península le pidieran explicaciones por ello. Además, en Murcia le tramitaron en un día y sin colas el pasaporte Covid.
No quiero insinuar que la eficiencia va por territorios. De hecho, Murcia es de las autonomías que no ha llegado al 70% de vacunación y se ha quedado en un 67,2%, (89,5%, si nos guiamos por el análisis que propone Salud Pública de Melilla).
En Murcia, como en Ceuta, se han quedado al límite de la meta marcada por Pedro Sánchez. Pero vuelvo y repito me quedo con la duda de qué pasó en Melilla.
No entiendo qué ha pasado. Quienes daban lecciones de transparencia a Imbroda ahora son maestros en el arte de correr un tupido velo.