Hoy se celebran los 40 años de nuestra Carta Magna, el documento que ha permitido el desarrollo y estabilización de nuestra democracia tras los años de la dictadura franquista. En 1978, los españoles decidimos que la igualdad y la democracia, en forma de una monarquía parlamentaria, sería la forma de organizar y estructurar nuestra sociedad para equipararnos con las democracias de nuestro entorno.
Durante estas décadas, la Constitución española ha sido una herramienta formidable para el avance del país en todos los órdenes, especialmente el de las libertades y la organización administrativa. No en vano, el Estado de las Autonomías, con sus luces y sombras, ha servido para conformar una país donde la mayoría de las sensibilidades nacionales tienen cabida.
Hoy, debe ser un día para reivindicar las virtudes de un texto que está siendo atacado desde los populismos de izquierda y de derecha. Los elementos más extremistas de nuestro espectro político saben que uno de los pilares de nuestra democracia es la Carta Magna y por ello la sitúan en su punto de mira.
Es importante que los ciudadanos seamos conscientes de los beneficios que este texto nos ha reportado en los últimos años y que revisemos los hitos que nuestro país ha conseguido a lo largo de estas cuatro décadas al amparo de nuestra Constitución.