El Pleno de Control puso en evidencia que el actual sistema de desarrollo de las sesiones resta riqueza al debate. El próximo se celebrará con el nuevo Reglamento.
El Pleno de Control de ayer fue el último celebrado con las normas del actual Reglamento de la Asamblea. Un hecho que supone una buena noticia para todos los diputados y para los ciudadanos que siguen de cerca estos debates, pues la sesión de ayer puso de relieve el agotamiento y hastío que conllevan estas maratonianas sesiones, que pese a su larga duración dejan escasas soluciones sobre la mesa.
Quizás lo más destacable del Pleno de ayer, en cuanto a medidas políticas se refiere, fue el anuncio del Ejecutivo melillense de que se encuentra totalmente inmerso en el desarrollo del Plan de Movilidad para mejorar la fluidez del tráfico rodado y el uso de medios de transporte sostenibles en la ciudad o el de que incrementará las ayudas para el alquiler. Cabe destacar que la intervención del consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón, cuando mostró los planos para crear carriles de bicicletas en las principales zonas verdes de Melilla (iniciativa que se está estudiando), fue la más constructiva de la mañana.
La mayor parte de interpelaciones versaron sobre asuntos largamente debatidos en anteriores sesiones. Es el caso de Coalición por Melilla (CpM), que centró sus intervenciones en la pobreza y el transporte aéreo, dos de sus principales caballos de batalla durante esta y las pasada legislatura. El debate que se produjo en torno a estas dos cuestiones aportó escasas novedades.
Las más combativas fueron, una vez más, las intervenciones de Populares en Libertad (PPL). Como en anteriores Plenos, fue Julio Liarte el que llevó la voz cantante de su grupo, eclipsando por completo a su compañera de banca, Rosa Cuevas, que sólo participó en algunas preguntas.
En su primera interpelación, puede decirse que Liarte no hizo pie. Criticó una probable mala gestión del nuevo Centro Tecnológico en el futuro, cuestión de difícil debate, pues por muchas previsiones y planes de actuación que haya al respecto, resulta imposible determinar de manera exacta cuáles serán los beneficios reales de dicha actuación. Más seguro se mostró en la segunda, reprochando la falta de iniciativas para llevar a cabo un plan integral de políticas para el sector joven de la población.
En estos primeros compases del Pleno, el enfrentamiento más subido de tono lo protagonizaron el propio Liarte y el consejero de Fomento, Miguel Marín, quienes se lanzaron dardos de manera continua. Más agresivo fue el debate en el turno de preguntas, sobre todo en lo referente a las publicaciones de la revista Interviú y de los comentarios vertidos en Facebook por el viceconsejero Franciso Villena.
En esta fase, estuvo a punto de perderse el control del Pleno, pues lo intenso de la discusión provocó que incluso los simpatizantes de PPL y PP que se encontraban entre el público jalearan a sus respectivos partidos. De lejos, fue lo más lamentable de la jornada, tanto por el pobre papel de algunos asistentes como por el tono del debate durante las preguntas de PPL, pues gran parte de las mismas estuvieron centradas en cuestiones de índole personal y no política.
En lo que se refiere al Grupo Socialista, el estreno de Gregorio Escobar como portavoz conllevó un cambio de rumbo en la dirección de sus intervenciones, más centradas en la crítica constructiva y en buscar el entendimiento con el Gobierno melillense, aunque sin renunciar a los ‘tirones de orejas’ cuando así lo consideraron los dos diputados socialistas.
En este terreno, Muñoz ocupó un papel más combativo, mientras que Escobar puso la nota conciliadora. Pese a los esfuerzos de éste último de alejar su discurso de la crispación, en alguna que otra ocasión su intervención fue recibida con críticas por parte del Grupo Popular, desde donde le recordaron en numerosas ocasiones su pasado como delegado del Gobierno, criticando su “inacción” como representante del Ejecutivo central para buscar beneficios para Melilla.
En cuanto a los temas que plantearon desde la bancada socialista, centraron sus interpelaciones en el acceso a la Vivienda y la Movilidad, defendiéndose en ambas cuestiones con planteamientos constructivos, una argumentación razonable y alejada de la crítica fácil. No obstante, el turno de preguntas, centradas en cuestiones de índole económica y de Gobierno, fue más agrio.
En cuanto al papel jugado por el Grupo Popular, Marín se mostró más activo que en otras sesiones y llevó la voz cantante del Ejecutivo melillense durante la primera parte del Pleno, estrenándose en cierto modo en su nuevo papel de portavoz suplente. Durante el turno de preguntas, le tocó al vocal del Grupo y consejero de Economía, Daniel Conesa, salir al paso de las cuestiones planteadas por la oposición.
El presidente Imbroda tuvo un papel más activo que en anteriores sesiones y participó en todas las preguntas que le concernían a él de manera directa, algunas de las cuales versaban incluso sobre temas personales y familiares.
Pocas novedades
En términos generales, nada nuevo bajo el sol, salvo que el PSOE ha moderado su tono con respecto a la última sesión plenaria y ha dejado a PPL como la voz más crítica y combativa de toda la Asamblea.
En cuanto a la participación y actitud de los grupos de la Asamblea, lo único reseñable es el cambio de actitud de PSOE, que ha virado su discurso en busca de una crítica más constructiva y alejada del reproche fácil y de la crispación. En este sentido, puede decirse que PPL se posiciona ahora como la formación más combativa.
Por su parte, los cepemistas continúan en solitario la senda iniciada desde que comenzó la legislatura, centrando sus intervenciones en temas que versan sobre la pobreza y el desempleo y con una complicidad política con el Gobierno melillense que era difícil de imaginar antes de las elecciones locales de mayo del año pasado.
Una sesión carente de agilidad y con la vista puesta en el nuevo RA.
La principal conclusión que se saca de la sesión de ayer es que los plenos de control necesitan un desarrollo más ágil, el cual puede que traiga el nuevo Reglamento, que se encuentra en periodo de exposición pública y con el cual se celebrará, previsiblemente, la próxima sesión, que tendrá lugar en el mes de mayo.
El elevado número de interpelaciones y la duración de éstas desgasta considerablemente la calidad del debate, que normalmente desemboca en cuestiones paralelas a las que pregunta la oposición. Estas sesiones necesitan como agua de mayo, y nunca mejor dicho, nuevas normas de funcionamiento, tanto para recuperar la riqueza del diálogo político como para que los melillenses de a pie se interesen por los asuntos planteados en la Asamblea.