El tráfico de hachís a pequeña escala busca fórmulas que intenten burlar los controles policiales establecidos.
A la ocultación de drogas en el interior del organismo, se suma el tradicional pase adosado al cuerpo y despunta, en las últimas semanas, el uso de zapatillas a las que se les ha añadido una doble plantilla para esconder, debajo, diversa cantidad de sustancia estupefaciente.
Todo con un único objetivo: despistar al agente que esté controlando el filtro y que tendría que echar mano de su pericia para saber que quien cruza el embarque lo hace pisando hachís, el mismo que empleará para el tráfico a terceras personas.
El modo de ocultación de la droga se hace, cada vez más, con mayor especialización. A la burda ocultación del hachís se añade un proceder mucho más profesional con el que se pretende un camuflaje que ayude a la consecución del éxito.
En las últimas semanas la Policía Nacional destinada en el puerto de Algeciras ha detectado varios casos que cumplen este patrón. Son las estadísticas de lo que se ha interceptado, no de lo que ha podido pasar. La última semana se detuvo a tres jóvenes de 19 y 20 años procedentes de Ceuta que ocultaban la droga bien adosada al cuerpo o bien en las zapatillas. Este fue el caso de un marroquí de 45 años que llevaba hasta 720 gramos de hachís transformados en plantillas.
El agente de turno se dio cuenta, le registró y halló la droga adaptada perfectamente a la forma de las zapatillas. "Dentro de los dispositivos concebidos por el Ministerio del Interior a través de la Policía Nacional para la lucha contra el tráfico de drogas, el apartado dedicado a la prevención del "menudeo" (distribución a pequeña escala de sustancia estupefacientes ilícitas y perjudiciales para la salud), llama la atención la imaginación derrochada para adosarse la droga al cuerpo y tratar así de burlar los controles policiales", explica el Ministerio en una nota a los medios.