El operativo policial desplegado ayer con motivo del regreso de los feriantes a la península permitió descubrir a un centenar de inmigrantes irregulares.
La actuación de los agentes frustró, al menos de momento, el sueño de todos ellos de iniciar una vida mejor al otro lado del Mediterráneo. Seguro que muchos de ellos volverán a probar suerte a la menor oportunidad. Ayer sólo fue un intento fallido que los devolvió a la casilla de salida, pero continuarán jugándosela. Alguno de ellos, por el lugar elegido para ocultarse en lo camiones, demostró que está dispuesto a apostarlo todo a esa carta. Los agentes descubrieron a un inmigrante en los entresijos de la trasmisión de uno de los vehículos, con lo que habría fallecido si se hubiera puesto en funcionamiento el motor. Su viaje hacia el paraíso podría haber acabado en el infierno.
Hoy continuarán los intentos y se prolongarán hasta mañana si aún queda algún vehículo por embarcar y es posible aprovechar esa última posibilidad. Quizás no todos consigan llegar a la meta, pero es probable que algunos de ellos pongan algún día el pie en la península. Frente a esa esperanza las medidas disuasorias pierden su eficacia, sobre todo si, en el caso de los ciudadanos marroquíes, el único riesgo policial es ser conducido de vuelta a la frontera.
La Operación Feriante coincide este año con la visita del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, a Rabat para preparar la próxima reunión del alto nivel entre ambos países. El próximo 3 de octubre España y Marruecos se sentarán a hablar de una amplia lista de asuntos, entre los que se encontrará la inmigración. Ambos países se sienten víctimas de ese fenómeno, según el delegado marroquí de Asuntos Exteriores, Youssef Amrani, reconocen la dificultad para hallar una solución definitiva, pero se muestran dispuestos a colaborar. No hay motivo, por tanto, para esperar que ésta sea la última Operación Feriante.