La estrategia marroquí de convertir a Melilla y Ceuta en moneda de cambio en sus relaciones con España se está volviendo a repetir tras la iracundia que ha despertado en el vecino país la declaración de condena del Congreso español contra los atentados a los derechos humanos de la población saharaui en El Aaiún. De nuevo se ha desatado la opereta sobre nuestras dos ciudades y el paradigmatico presidente de la Comisión de Amistad Hipano-marroquí, a la sazón también alcalde de Beni-Enzar, Yahía Yahía, se decidió ayer por cerrar las estaciones de abastecimiento a varias fuentes públicas melillenses de los manantiales de Trara y Yasinen, objeto de una antiquísima cesión administrativa a nuestra ciudad.
Hoy se ha anunciado una marcha de presión sobre Ceuta desde Marruecos y Yahía Yahía ha hecho lo mismo con Melilla, aunque sin señalar fecha. No es la primera vez que amenaza en tal sentido. Como decimos, la opereta al servicio de la estrategia está muy clara. El presidente Imbroda pedía ayer serenidad a Marruecos y el vicepresidente Rubalcaba decían que Melilla y Ceuta están muy seguras, como no podía ser de otro modo. No hay de qué preocuparse.