Hay veces en que la mejor manera de que nuestros gobernantes supieran cómo son las cosas es que las sufrieran en primera persona. Seguro que si la ministra de Sanidad, Mónica García, fuera tratada como una más en el sistema melillense, no afirmaría tan alegremente que las cosas están bien cuando todos los indicadores llevan a la conclusión de que el servicio sanitario público de Melilla es de los peores de Europa.
Sería muy interesante que García necesitara a un otorrino y no le dieran cita porque esa especialidad no existe en nuestra ciudad, que tuviera que esperar durante meses y meses para poder obtener consulta con el digestivo o que no se pudiera atender a su hijo porque no hay pediatra en ese centro de salud. ¿Sería capaz entonces de hacer la lectura positiva del sistema que hizo el pasado martes en su intervención en el Senado? Seguramente, no.
La sanidad pública es uno de los pilares esenciales del estado del bienestar. No paran de asegurarnos que nuestros impuestos van a financiar el servicio, pero parece que Melilla está exenta de prestarlo, que no de pagarlo a través de los impuestos que aportan los melillenses, porque no se puede olvidar nunca de que no hablamos de algo gratis, sino de un sistema que nos cuesta mucho dinero a todos, empresas incluidas.
Recientemente, el presidente del Colegio Oficial de Médicos, Justo Sancho-Miñano, hizo una apreciación que da mucho que pensar. Decía que si una ciudad insular como la nuestra pierde la educación y la sanidad públicas, se queda sin futuro. ¿Se estarán deteriorando ambas adrede?
No hay más que leer a los profesores en el inicio del curso escolar para saber que siguen las ratios por encima de lo legalmente establecido, que se sigue sin sustituciones, que los problemas siguen siendo los mismos sin que nadie les ponga remedio. Y si ya ponemos como ejemplo el informe de la OCDE, el panorama educativo melillense es desolador.
¿Habrá algún tipo de interés en las altas esferas para que Melilla no tenga futuro tal y como la conocemos? Cuesta pensar que haya un plan prefijado, pero el abandono que la ciudad siente por parte del Gobierno de España no hace sino dar la razón a aquellos que ponen en duda la viabilidad melillense.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez asegura una y otra vez que está comprometido con la ciudad y pone como ejemplo aquel Plan Integral del que ya nunca más se supo, que aseguraba cientos de millones de euros en inversiones públicas que jamás se han materializado en nada más allá de un papel que todo lo soporta.
Sería interesante que nuestros parlamentarios en Madrid pidan información y hagan cuentas para que sepamos con certeza cuánta inversión pública ha recibido Melilla en los últimos seis años y cuánto se corresponde con ese fiasco del Plan Integral que con tanta pompa presentó la entonces ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, en un acto celebrado en el Fuerte de Victoria Grande.
Volviendo al tema sanitario, apenas si quedan dos meses para que supuestamente abra sus puertas el nuevo Hospital Universitario para albergar las primeras consultas externas. Esperemos que para entonces las especialidades médicas estén debidamente dotadas del personal correspondiente y que sea una realidad que las instalaciones estén a pleno rendimiento para el primer semestre de 2025.
Yo siempre he comentado una cosa es ver en tú salón un documental de Nacional Geografi y otra haber estado in situm en dicho lugar
Me explico que bonito todo tan verde tan natural ,pero faltan en el reportaje la realidad (mosquitos,…)
Esta política debería desplazarse a nuestra Ciudad y pasar unos 15 días en la recepción del
hospital,ambulatorio,clínicas,..
Seguro que su percepción cambiaría