La ciudad despidió ayer a Raphael tras lo que fue su tercer y gran concierto en Melilla. ‘El niño de Linares’, como se le vino a conocer en su primera etapa juvenil como cantante que comenzaba a despuntar con su torrente de voz, ha logrado meterse a los melillenses en el bolsillo. Sus muchas tablas, su entrega absoluta en el escenario, su voz implacable y perfecta a pesar del paso del tiempo, junto a su capacidad para conectar con el público, llevarlo y traerlo por un mar de melodías en las que enlazaba sus canciones más conocidas con sus nuevas versiones de tangos, boleros y rancheras, ha sido una auténtica experiencia que no olvidarán quienes han podido disfrutarla.
El Kursaal se ha relevado como lo que es: un gran teatro llamado a acoger actuaciones de todo tipo y que en artistas de la talla de Raphael demuestra aún más su inmejorable acústica y sus muchas posibilidades.
La Viceconsejería de Festejos debe seguir la senda de estas grandes actuaciones, que cuentan con el éxito asegurado y logran hacer felices a muchísimos melillenses.
Tras la estela de Raphael, ayer volvimos también a la precampaña electoral, con un Partido Popular que, como vino a decir el portavoz del PP en el Senado durante la pasada legislatura, sin duda se está convirtiendo en el referente para una mayoría de españoles partidarios de que se produzca un cambio
El PP sigue redoblando sus compromisos con Melilla. Su rotundidad e insistencia es tan clara que cuesta creer que no vaya a cumplirse lo prometido si Rajoy, como se prevé, llega a la Moncloa el próximo 20 de noviembre.