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Mem Guímel ha conseguido la medalla que concede el presidente de las cuatro sinagogas sefardíes de Jerusalén, una distinción que ya tienen el Rey Felipe VI, Mariano Rajoy y Aznar
Mordejay Guahnich, presidente de la Asociación Mem Guímel de Melilla, ha recibido la medalla que otorga el presidente de las cuatro sinagogas sefardíes de Jerusalén, Abraham Haim. Es una distinción que en España ya tienen el Rey Felipe VI, el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y José María Aznar. FaroTV ha conversado con Guahnich sobre lo que significa esta condecoración para la sociedad hebrea melillense y para Melilla y sobre la posibilidad de que Mem Guímel aspire al premio Princesa de Asturias a la Concordia. De momento su prioridad es más humilde y terrenal: conseguir abrir una sede propia en la ciudad.
–¿Cómo se siente tras recibir una medalla que ya tienen un Rey, dos presidentes del Gobierno y un melillense?
–Te voy a corregir, perdóname. Esta medalla no la tengo yo, la tiene Mem Guímel y la tiene Melilla entera. Es un reconocimiento a la ciudad, al trabajo bien hecho de una forma totalmente altruista.
–¿Qué ha hecho Mem Guímel para merecer este reconocimiento tan importante?
–Abraham Haim, presidente de las cuatro sinagogas sefardíes de Jerusalén, ha visto el trabajo que hemos hecho a través de las redes sociales, de las conferencias, exposiciones, mesas redondas, todo lo que hemos aportado al judaísmo sefardí en Melilla y desde Melilla hacia el exterior. Ellos dicen que llevan tiempo viéndonos trabajar. Cuando les invitamos a venir y dar una conferencia ya sabían lo que era Mem Guímel. Todo esto ha servido para recibir este merecidísimo reconocimiento. No es el culmen, pero sí llegar a una cima bastante importante. Ni Melilla ni nosotros nos creemos este premio que hemos recibido. Porque es un reconocimiento también a Melilla, a la convivencia, a la multiculturalidad, a todo este trabajo que se lleva tantos años haciendo. Esto no nace de repente. Lleva una dilatada historia detrás. No estamos hablando de muchos años de trabajo sino de siglos de trabajo. Y eso ha dado lugar a este premio que tiene una labor internacional muy importante. Cuando se ha otorgado en otros países se ha hecho en salones con unas galas muy importantes. Nosotros lo hemos recibido dentro de nuestra humildad.
–En ocho años de vida que tiene Mem Guímel ha hecho más que cualquier otra asociación española por la cultura judía.
–Yo no puedo confirmar ni desmentir que haya otra asociación que tenga este premio, pero sí decir que nosotros en ocho años lo hemos conseguido. Y no nos lo han dado gratuitamente. Ellos han seguido el trabajo que ha hecho Mem Guímel. Por eso tenemos esta medalla dorada en la que se ve la entrada de la sinagoga y un típico sefardí de mediados de la Edad Media sentado a las puertas. No es otra cosa que un reconocimiento a nuestra humildad. Esto nos va a servir de estímulo para seguir trabajando en la línea en que lo hemos hecho. No vamos a cambiar nuestra rutina. Tenemos previsto seguir con nuestras conferencias y con las exposiciones que queremos hacer para seguir aportando al judaísmo desde Melilla y para Melilla. Cada día tenemos más personas interesadas en el judaísmo. También estamos dando el Seminario Básico II sobre Cultura Judía y el martes fue para mí una de las clases más reconfortables porque la gente estuvo preguntando más de media hora. Eso quiere decir que tienen interés. Quieren saber sobre mi cultura, aprender sobre lo extraño, lo ajeno, lo que no tengo a mi alcance, sobre lo distinto a mí: aprender para respetar. Con el respeto viene la convivencia.
–¿Quién es Mem Guímel?
–A Mem Guímel lo componen miembros de todas las culturas y religiones. Ese es el valor más importante que tiene para mí Mem Guímel. En la junta directiva hay cristianos y judíos, pero también dentro de los colaboradores tenemos musulmanes.
–Eso no lo hay en ninguna otra parte del mundo.
–No sólo no lo hay en otras partes del mundo. Dentro de Melilla no pasa en otras culturas. Son personas que tienen inquietud por la cultura sefardí. Y eso es un valor añadido: que personas que no son judías luchen por el mundo judío y la cultura sefardí. Lo penoso es que todavía no tenemos una sede y tenemos muchos libros del mundo sefardí. Podríamos tener una biblioteca hebrea.
-Podrían aspirar al premio Princesa de Asturias a la Concordia.
-Sería un honor para mí, pero vamos a empezar por tener una sede.
–Melilla tiene mucho que decir sobre los sefardíes en España.
–Sí, es la primera ciudad donde tienen el primer cementerio, el primer colegio, el primer barrio hebreo y la primera sinagoga después de la expulsión de 1492. Desde Mem Guímel tenemos hechas dos rutas, una histórica y una modernista, que están teniendo una aceptación increíble. Es una pena que no sean oficiales por la Ciudad para poder mostrar la Ruta de los Templos, pero creo que se conseguirá. En esas rutas mostramos lo que es el mundo sefardí melillense. Mostramos lo que ha aportado el judaísmo a Melilla porque la gente no lo sabe. Al centro de Melilla le llamaban la pequeña Sion por la cantidad de casas judías que había. Si no estaban habitadas por judíos, se hacían con capital judío. En el polígono, en los años 70 y 80, vivíamos cerca de 3.000 judíos. En los cincuenta-sesenta, en el Barrio Hebreo, el 99% eran judíos.
Melilla ha tenido sus momentos álgidos con un gran movimiento judío. En toda la ciudad vivían judíos: en El Real, en el Barrio de la Victoria. En los años treinta había censados 7.300 judíos. Hoy en día hay aproximadamente 1.000. Poco a poco en Melilla va mermando el número de judíos, pero nosotros lo que no queremos es que se pierda la historia del mundo judío de la ciudad. Estamos documentando la historia del éxodo judío en los archivos oficiales y particulares y están saliendo a la luz cosas interesantísimas. Por ejemplo, en el Barrio Hebreo vivían 18 personas en una sola habitación, más el burrico porque era el único sustento que tenían para poder vivir. Era algo importantísimo y todo eso tiene que darse a conocer. Queremos que se sepa que había judíos que aportaban un capital importante para las obras benéficas de Melilla porque había muchísima gente en la ciudad viviendo de la beneficencia. Eso lo estamos sacando a la luz. Ahora Abraham Haim nos ha traído documentos que prueban que judíos de Melilla aportaban al mantenimiento de las sinagogas de Jerusalén a finales del siglo XIX, cuando venían a recoger dinero por todo Marruecos para enviarlo a Israel.
–Hemos pasado de 7.300 judíos en los años treinta a un millar ahora. ¿Qué vamos a hacer para que ese millar crezca?
–Es muy difícil porque va a menos porque los jóvenes se van como ocurre en todas las culturas. No se van por ser judíos. Se van buscando otros caminos, incluso se van fuera de España buscando otras perspectivas, otro tipo de negocio, otras soluciones a sus vidas. Y los padres, cuando se jubilan, se van allá donde los hijos. Y los propios hijos, si han triunfado allá donde han ido tiran del segundo hermano, del tercero. Eso es por naturaleza. La gente joven está buscando nuevos caminos. Eso es normal. Melilla tiene pocas posibilidades dentro del mundo del comercio. Aquí es ser funcionario y poco más. Son jóvenes y es momento de hacerlo. No cuando estén casados.
–¿Cómo vivió la sociedad judía melillense el reconocimiento de la nacionalidad española a los descendientes de sefardíes y las palabras del Rey Felipe VI, el año pasado, en un acto de entrega de los primeros pasaportes cuando pronunció su ya mítica frase: “Cuánto os hemos echado de menos”?
–Yo te puedo hablar a título personal. Esas palabras de Su Majestad el Rey para mí fueron las de un padre a un hijo. Fueron palabras desde la humildad y el corazón. Mejores no hemos escuchado.
–¿En la práctica ese retorno es posible?
–Sí, están volviendo muchos judíos de Venezuela, Israel, Panamá, Estados Unidos. Se le ha reconocido la nacionalidad española a personas que tienen derecho a ella.
–Abraham Haim hizo alusión a que “el reencuentro con los sefardíes aún no ha terminado pese al retorno judío”.
–Hay que entender que para el pueblo judío el retorno que se busca es el retorno a Jerusalén, pero ese retorno cuando venga el Mesías no solamente será un retorno a Jerusalén sino también a Sefarad (España es Sefarad para el mundo judío). Ese retorno a Sefarad va a ser muy importante. Para el mundo judío sefardí, allá donde esté, va a ser importante Sefarad.
–¿Puede que Melilla sea uno de los últimos reductos de la comunidad judía en España?
–El judío melillense está integrado en toda la sociedad. No existe una separación entre el judío y la sociedad. Somos no un caso aislado sino un caso importante. El estar aislados ya nos hace importantes a los melillenses. Nos hace ser con una idiosincrasia especial y eso nos hace ser diferentes al resto de los judíos del mundo.
El ser el primer reducto judío que vuelve a España después de la expulsión ya nos hace ser especiales. En Melilla es donde se crea la primera comunidad judía después de la expulsión y eso es lo que nos hace importantes. Y como digo, tiene los cuatro iconos importantes como es el cementerio, el colegio, el barrio hebreo y la sinagoga. Eso debe ser un orgullo no sólo para los judíos sino para todos los melillenses.
–¿Se hace difícil mantener las tradiciones del pueblo judío?
–Luchamos para mantener nuestras tradiciones y somos fieles a ellas. Si hago lo mismo que han hecho nuestros padres, estamos haciendo lo mismo que han hecho nuestros antepasados hace 500 años. Tanto es así que en el contrato nupcial dice que es fiel a los contratos del Reino de Castilla. Seguimos las mismas tradiciones que cuando fuimos expulsados de Sefarad. Hay que decir que no echaron a extranjeros, echaron a españoles de España y España es Sefarad. Llegan al norte de Marruecos, sobre todo, y hay aquí nuevas tradiciones y ésas y las que trajimos de España se unen y las traemos a Melilla. Y esas son las costumbres que queremos que se mantengan.
–Desde fuera nos llama mucho la atención el gran valor que el pueblo judío da a la familia.
–La Torá dice: escucha a tu padre, pero no olvides las enseñanzas de tu madre. Tu madre te educa, te da los valores, te enseña lo que tienes que hacer. Cuando quieras saber cómo es un hijo, ve a la madre. La familia apoya al núcleo judío. Todo aquello que le pase a un judío, le pasa a todos los judíos.