Rafael Vega, presidente durante los últimos 21 años la Casa de Melilla en Barcelona, cedió el sábado el testigo a Francisco Marín en un emotivo acto al que asistió una representación de la Ciudad Autónoma encabezada por el consejero Antonio Miranda.
Lleva cuatro décadas afincado en Barcelona y 21 años como presidente de la Casa de Melilla en la Ciudad Condal. Rafael Vega también dirigió durante varios años la Federación Nacional de Casas de Melilla. Ahora, cuatro meses después de su jubilación como funcionario, Vega ha decidido retirarse también de la actividad al frente de esta representación de la ciudad en Barcelona.
En la tarde del sábado se celebró en la sede en la capital catalana un acto en el que el ya ex presidente cedió el testigo a su sustituto, Francisco Marín Lupiáñez. El Gobierno de la Ciudad Autónoma envió una delegación compuesta por Antonio Miranda, consejero de Educación, Juventud y Deportes; Francisco Díaz, viceconsejero de Festejos; y Paqui Conde, quien acaba de asumir la Viceconsejería de Asuntos Sociales.
“Vine a Barcelona en 1976 y tenía intención de quedarme sólo un año”, contó Vega ayer a El Faro en conversación telefónica. “Solicité plaza en Melilla y me la ofrecieron once años después, cuando ya tenía la vida hecha aquí. Entonces me dije: va a ser que no”.
Echó raíces en Cataluña, pero el contacto con sus orígenes siempre ha estado presente en la vida de Rafael Vega. “Voy a Melilla todos los años. O en la feria, o cuando hay reunión de la federación de asociaciones”. Ahora, casado, con tres hijos y varios nietos, este melillense de cuna y corazón disfrutará de un merecido descanso.