Melilla y Ceuta contaban, antes de comenzar la pandemia, con las tasas de empleo más bajas de todo el país (58,8%), debido al nivel de estudios alcanzado por la población de 25 a 64 años, según indica el Informe 2021 sobre el estado del sistema educativo Curso 2019-2020 del Consejo Escolar del Estado.
Con valores inferiores al 65%, se ubicaron también Canarias, Extremadura y Andalucía; mientras la Comunidad de Madrid, Navarra, La Rioja, Aragón, Cataluña y el País Vasco tuvieron tasas superiores al 75%.
En efecto, en las dos ciudades autónomas la tasa de empleo de la población de 25 a 64 años de edad fue de un 79% para quienes tenían estudios superiores (CINE 6, 7 y 8 para educación universitaria y CINE 5, para la formación profesional de grado superior) y de un 42,9% para quienes solo poseían estudios básicos (CINE 0-2), la más baja del país. Lo anterior, además, se traduce en una diferencia de un 36,1%.
En el conjunto del territorio nacional, la tasa de empleo para este grupo de población fue del 70,6%. En concreto, este valor fue de un 58,5%, si se considera únicamente la población cuyo máximo nivel de estudios es el de Educación Secundaria Obligatoria (CINE 2), y alcanzó el 81,9% para la población con estudios superiores (CINE 5-8). De hecho, en todas las comunidades la tasa de empleo de las personas con estudios superiores sobrepasó el 75%.
Asimismo, si también se tiene en cuenta el nivel de formación alcanzado, las mujeres en España con estudios superiores presentan una tasa de empleo del 77,3 %. No obstante, este valor se reduce a un 46,8 % si el nivel de estudios de las mujeres es básico, lo que supone una diferencia de 30,5 puntos. En los hombres, esta diferencia es menor, de 16,8 puntos.
Conviene recordar que la tasa de empleo mide la relación existente entre la población empleada y la población que tiene capacidad legal para incorporarse al mercado de trabajo. Además, a diferencia de la tasa de paro, que tiene el total de la población activa como denominador, la tasa de empleo está referida a la población total en edad de trabajar.
Remuneración según el nivel formativo
En España, las personas de 25 a 34 años que solamente han alcanzado un nivel de estudios CINE 0, 1 (educación primaria) o 2 tienen como promedio un salario que corresponde al 82% de las remuneraciones de los titulados CINE 3 (bachillerato o formación profesional de grado medio).
Por su parte, los titulados universitarios con CINE 6, 7 u 8 disponen de una remuneración media que alcanza el 151,7% de la de los diplomados CINE 3.
De igual manera, los titulados con CINE 5, disponen de un salario medio superior en un 25,4% a los titulados CINE 3.
El PIB por habitante incide
Otro factor que incide en el capital económico, social y cultural que posee una familia y que, por tanto, caracteriza el contexto del que provienen los estudiantes, es el producto interior bruto per cápita, que se calcula dividiendo la totalidad del valor de la producción de un país por su número de habitantes.
También aquí Melilla resultó la peor parada, en el entorno de los 19.211 euros, en un indicador de nivel de riqueza que es más preciso que el PIB total porque, al atender al factor población, refleja la capacidad real de un territorio para financiar sus gastos e inversiones.
Según los datos de avance con los que se elaboró este estudio, en 2019 la Comunidad de Madrid obtuvo el valor más elevado, con 35.913 euros por habitante, seguida del País Vasco (34.142 euros) y Navarra (32.141 euros).
En el lado opuesto, además de Melilla, estuvieron Extremadura, con 19.454 euros, y Andalucía, con 19.633, en un año en el que la media nacional fue de 26.426 euros por habitante.
A la vez, la media de gasto público por alumno referido al PIB per cápita en España para todos los niveles educativos alcanzó el 26,6 % de este PIB en 2017. Por niveles educativos, el país alcanzó el 22% para el CINE 1; el 26,8%, para el CINE 2; el 29,4%, para el de educación secundaria alta CINE 3-4; y el 35,2% para el CINE 5-8.
Además, si se atiende a la titularidad de los centros educativos, en el país (0,62) la brecha socioeconómica y cultural es menor para las familias de los estudiantes que asisten a centros públicos que para las de los que van a centros privados. Aquí, Melilla (1,42) y Ceuta (0,90) volvieron a encabezar la lista negativa, con las mayores mangnitudes de esta brecha.
Por el contrario, la menor magnitud de esta distancia socioeconómica y cultural entre el alumnado de centros públicos y el de centros de titularidad privada la presentó Castilla y León (0,26), seguida por Cantabria (0,34) y País Vasco (0,35).
Sobre las expectativas académicas
Al relacionar el estatus socioeconómico de las familias con las expectativas académicas de sus hijos, se ha demostrado que en todas las comunidades y las ciudades autónomas españolas, el alumnado socioeconómicamente favorecido tiene expectativas más altas de realizar estudios de educación terciaria que el desfavorecido. Estas diferencias son significativas en todos los territorios, excepto en Islas Baleares.
El porcentaje de alumnado que esperaba completar la educación terciaria en Melilla era de un 94,1% para los alumnos socioeconómicamente favorecidos; y de un 61,3% para los desfavorecidos.
A nivel nacional, las diferencias más altas se registraron en Asturias (33,3%) y en la propia Melilla (32,8%) y, por debajo de los 20 puntos porcentuales, en Navarra y Cataluña. En España, la diferencia de las expectativas de estudiar educación terciaria entre el alumnado favorecido y el desfavorecido fue de 26,3%.
Pobreza y exclusión social
Si se comparan los datos de 2018 y 2019, se observa que 13 de las comunidades y ciudades autónomas disminuyeron su porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE, por sus siglas en inglés), que comprende al conjunto de personas en riesgo de pobreza (que viven por debajo del umbral de la pobreza), en condiciones materiales muy desfavorecidas o en hogares con muy baja intensidad laboral.
Sin embargo, del lado negativo, por ejemplo, estuvieron Melilla (+14,4%), con el incremento más alto, y Asturias (+3,7%). En tanto, Extremadura experimentó la mayor reducción (-6,9%); y después, se situaron Cantabria (-5,6%) y La Rioja (-5,2%).
Es más, como ya antes ha expuesto El Faro, por autonomías las tasas de riesgo de pobreza más elevadas antes de la pandemia se dieron en Ceuta (40,6%) y Melilla (35,7%). A continuación, se hallan Extremadura (31,5%) y Andalucía (31,3%). Por su parte, Navarra (7,7%) y el País Vasco (10%) mostraron las tasas más bajas.
En Melilla, que en 2019 registró una tasa AROPE en el 38,5% de la población, el 12,9% se calculó con carencia material severa y un 24,8%, viviendo en hogares con baja intensidad en el trabajo. En el conjunto nacional, el componente "personas con carencia material severa" se situó en el 4,7% y, "personas que viven en hogares con baja intensidad laboral", en un 10,8%.
Por otra parte, el porcentaje de la población menor de 18 años residente en España con riesgo de pobreza o exclusión social alcanzó la cifra de 58,1% en el caso de hijos de padres con estudios básicos (CINE 0-2). Cuando el nivel alcanzado por los padres había sido el de educación superior (CINE 5-8), este porcentaje bajó en a un 13%. O sea, que cuanto mayor es el nivel de estudios, menor fue la probabilidad de estar en dicha situación.
En cuanto al sexo, el valor del indicador AROPE para las mujeres bajó un punto porcentual en 2019 respecto a 2018 (26%), a la vez que la tasa de los hombres fue del 24,6%, lo que supone una reducción de 0,5 puntos con respecto al año anterior. Sin embargo, en este periodo las diferencias entre los valores de la tasa AROPE de hombres y mujeres fueron mínimas mas no reflejan la disparidad de género que se constata en el mercado de trabajo.