Se quiera o no, la realidad actual es que Melilla es una doble frontera que establece por tierra los límites tanto de España como de la Unión Europea con Marruecos. Eso es así aunque haya políticos que no quieran verlo o que traten de todas las maneras posibles de ponerse de perfil para no tener que enfrentarse a un hecho incontestable: la ciudad requiere una mayor seguridad y defensa frente a terceros países, como es el caso del vecino del sur.
Ayer, representantes del PP nacional en materia de Exteriores y Seguridad Nacional, Carlos Floriano y Rafael Hernando, respectivamente, hablaron de refuerzos incluso en los servicios de inteligencia ante una posible guerra híbrida. ¿Acaso creen que ya no estamos en ella? ¿Cómo podría denominarse si no el comportamiento de las autoridades marroquíes con respecto a Melilla? ¿No se define el concepto de guerra híbrida como el uso de medios económicos, políticos y diplomáticos en vez de la tradicional utilización de la fuerza armada?
Si nos paramos a pensar, la cuestión es evidente. Marruecos lleva años tratando de ahogar económicamente a Ceuta y Melilla. Su última gran estocada no fue otra que la decisión unilateral del cierre de una aduana comercial en 2018 con la ciudad que llevaba muchas décadas funcionando sin ningún tipo de problemas. A ello habría que unir más recientemente su negativa a aceptar la reciprocidad en el régimen de viajeros que está acabando con el comercio local. Ahí está la parte económica de esta guerra híbrida y soterrada que el Gobierno español no sólo no reconoce sino que tampoco remedia en modo alguno a pesar de las buenas palabras y decir una y otra vez que su compromiso con Melilla es firme.
Después están los ataques sistemáticos a la soberanía española de la ciudad. Nunca jamás ha dejado Marruecos de reivindicar los territorios de las dos ciudades autónomas españolas como propios sin ninguna base histórica ni de derecho internacional. Su compromiso de no inmiscuirse en nuestra españolidad fue papel mojado desde aquel abril de 2022 en que Pedro Sánchez fue raudo y veloz a Rabat a besar la mano del sátrapa marroquí, después de haberle regalado el Sáhara a cambio de nada.
Son muchos los que opinan que esa sumisión vergonzante del Gobierno de España a los caprichos marroquíes son consecuencia de informaciones que Marruecos habría obtenido ilegalmente del móvil del presidente Sánchez a través del programa Pegasus y que le estarían sirviendo para hacer un chantaje permanente al estado español. Eso no se puede asegurar pero las sospechas son muchas, tantas que el PP tiene previsto pedir los datos sobre el robo de 3 gigas de información del teléfono presidencial en la Comisión de Seguridad Nacional prevista para el 24 de este mes de mayo.
Los dirigentes nacionales que estuvieron ayer en la ciudad recordaron que la Comisión de Seguridad Nacional cuenta con diputados y senadores y que su mesa directiva está mayoritariamente formada por populares. Éstos han pedido la comparecencia en este órgano de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la que pedirán que hable acerca del contenido del teléfono intervenido, algo de lo que "tiene difícil escaquearse", según Hernando, por precisamente esa mayoría del PP en la comisión.