El Ministro de Sanidad, Salvador Illa, acordó ayer con las Comunidades Autónomas, durante la reunión del Consejo Interterritorial de Sanidad, esperar a ver el resultado de las medidas implantadas el pasado 25 de octubre, a través del nuevo estado de alarma, para poder tomar nuevas decisiones en la lucha para detener la expansión del coronavirus. Queda así sobre la mesa la petición del Gobierno de Melilla, y de otras regiones, que solicitó que se permitiera adoptar una confinamiento domiciliario en la ciudad.
La respuesta del Ministerio, y acatada por los responsables autonómicos, puede ser correcta si se decide desde el punto de vista del estado de la pandemia a nivel nacional, pero Melilla se encuentra en la parte alta de la tabla de contagios, seguimos siendo la zona con mayor incidencia del virus y con una presión hospitalaria insostenible , por lo que no parece lógico que no se permita tomar medidas excepcionales a un territorio que se encuentra en una situación tan delicada. Lo que puede servir para Melilla no tiene porque servir en otra ciudad, y viceversa. No es lo mismo tener una incidencia acumulada disparada, como en nuestra ciudad, que estar en el umbral más bajo del semáforo de riesgo.
El Ministerio debería fijarse más al detalle en como se encuentra cada zona y poner las herramientas necesarias para que la lucha contra el Covid-19 sea la más adecuada en cada región. No hacerlo de esta manera, y promulgar disposiciones generales para todo el territorio nacional, pone en riesgo la salud de los lugares más castigados, como es el caso de Melilla, y hace que se pierda un tiempo precioso con el que ya no contamos.
La ciudad se encuentra en una situación de riesgo extremo y desde Madrid nos dicen que nos toca esperar.