El gran desfile del Carnaval ha supuesto el fin de fiesta de esta celebración tan esperada en Melilla desde hace tres años y en absoluto ha decepcionado a los miles de ciudadanos que se han congregado por las calles del centro de la ciudad.
Todo ha empezado en la Avenida de la Democracia, desde donde las seis carrozas, más los cabezudos y el resto de grupos hasta un total de 25 elementos que han desfilado han entrado en la Plaza de España para recorrer posteriormente la Avenida General Marina.
Entre los disfraces de Carnaval, acompañados de gigantes y cabezudos y grupos de batucadas, ha habido bastante variedad. Por las calles, en el desfile, se veían piratas, las cartas y Alicia en el País de las Maravillas, jóvenes con pompones coloristas en sus cabezas sujetando piruletas, princesas, bufones o los Pitufos. También había un elefante y un tren.
Un gran Mazinger Z acompañaba una comitiva que ha contado, incluso, con música de los Beatles, perfectamente representados los cuatro. Tampoco han faltado los indios con sus plumas en la cabeza, ratoncitos, gallinas, sacerdotes y monjas y, muy impactante, un pequeño ejército de soldados imperiales de Star Wars –con Darth Vader- que se iban moviendo al ritmo de la música que sonaba durante todo el recorrido. En la carroza que los seguía, por cierto, iba el famoso R2D2. Entre los cabezudos, estaban la dama y el caballero de Melilla vestidos con sus trajes regionales y también se podía ver a otro tipo de figuras, como una Afrodita y el popular Papá Eñe.
Un recorrido que ha enfilado finalmente la Avenida Juan Carlos I Rey hasta llegar nuevamente a la Plaza de España, con el demonio y la sardina acompañada por sus viudas. Todo ello con confetis y serpentinas lanzadas desde algunas de esas carrozas, con algún coche de diseño y monstruos que asustaban, bailarinas que danzaban, almendreros, gente buscando a Wally, una góndola, súper héroes y súper heroínas y muchos otros disfraces de camino, como Súper Mario Bros y su hermano Luigi. Un hombre hacía magia con el fuego mientras tanto.
Una vez en la Plaza de España, frente al Palacio de la Asamblea, se ha quemado la sardina en una tradición que en algunos otros lugares se realiza posteriormente, una vez ha terminado la cuaresma. Las viudas han sido, sin duda, las que se mostraban más afligidas y han estado un buen rato llorando junto al pez, si bien es verdad que han alternado las lágrimas con los bailes alrededor de la sardina al compás de los tambores.
De esa forma ha concluido un desfile largamente esperado por los ciudadanos de Melilla y que en absoluto ha defraudado a quienes han estado presentes en algún punto del recorrido.
“A lo grande”
La consejera de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad, Elena Fernández Treviño, se ha mostrado contenta por el desarrollo de unos Carnavales que, en su opinión, han terminado “a lo grande” después de que el sábado se tuviera que suspender el desfile debido a la fuerte tromba que cayó por la tarde sobre la ciudad autónoma. Treviño ha resaltado el éxito de la fiesta y el trabajo que todos los participantes en la cabalgata han realizado para que todo saliera a pedir de boca.
En este sentido, la consejera ha resaltado lo “cuidadas” que han estado las carrozas y la implicación de las empresas y del personal de la Consejería para no tener que suspender la cabalgata después del chasco que los melillenses se llevaron el sábado.
Finalmente, todo ha salido a pedir de boca y los ciudadanos con los que ha podido hablar El Faro durante el recorrido han expresado todos su felicidad por haber podido disfrutar finalmente de esta fiesta que tanto les gusta.