Cada vez que una administración pública invierte en formación, en inclusión y en tecnología, da un paso firme hacia el futuro. Y eso es, precisamente, lo que ha hecho Melilla con la presentación del programa Digital Skills: confirmar que su compromiso con la transformación digital no es una declaración de intenciones, sino una hoja de ruta con acciones concretas, tangibles y útiles.
La brecha digital, que durante años ha dividido a ciudadanos de primera y de segunda en función de su acceso a las herramientas tecnológicas, empieza a estrecharse en nuestra ciudad. No se trata de un milagro, sino del resultado de políticas públicas bien diseñadas, como este programa que busca formar a más de 1.500 personas en competencias digitales básicas, intermedias y avanzadas.
Una formación pensada no para unos pocos, sino para todos, con especial atención a quienes más lo necesitan: mujeres en riesgo de exclusión, mayores alejados del entorno digital, jóvenes sin formación tecnológica, personas desempleadas. “Queremos que nadie se quede atrás”, decía con convicción la consejera de Presidencia, Marta Fernández, en el acto de presentación. Y no es solo un lema.
La estructura del programa habla por sí sola: cursos gratuitos, en varios niveles, accesibles tanto en el Centro Tecnológico como en barrios periféricos y entidades sociales. Porque acercar la tecnología no es solo cuestión de dispositivos o conexión a internet; es también pedagogía, empatía y presencia institucional en el territorio. Pablo Martínez, director del Centro Tecnológico, lo resumió de forma clara: “Hacemos la formación donde se necesite, como se necesite y para quien más lo necesite”.
Esa mirada estratégica y social, que adapta la tecnología a las realidades locales, es lo que permite que Melilla deje de ser una ciudad “analógica” para convertirse en un territorio digitalmente preparado. Y no se trata solo de enseñar a usar una aplicación o navegar por internet: hablamos de dotar a la ciudadanía de herramientas para trabajar, estudiar, comunicarse, proteger su identidad digital, innovar y resolver sus trámites con la administración.
Es decir, para vivir con plenitud en el siglo XXI. Digital Skills no es una acción aislada, sino la evolución natural de un compromiso institucional que ya ha dejado huella con iniciativas anteriores como Melilla Ciudadanía Digital. Pero lo importante no es el nombre del programa, sino el impacto que deja: una Melilla cada vez más conectada, más equitativa, más fuerte.
Con el ritmo de implantación actual y la vocación territorial del programa, en apenas unos meses podríamos hablar de los primeros resultados medibles: barrios donde el acceso a trámites digitales ya no suponga una barrera, ciudadanos que encuentran empleo gracias a sus nuevas habilidades, o colectivos tradicionalmente excluidos que por fin se sienten parte de la era tecnológica. Melilla está cambiando. Y el cambio, esta vez, viene acompañado de formación, de inclusión y de futuro.
Las inscripciones ya están abiertas. Ahora es tarea la ciudadanía que se inscriba, participe y se beneficie. Porque cada nuevo alumno es una victoria frente a la desigualdad digital. Porque cada curso completado es un peldaño más en esa escalera que nos aleja del pasado analógico y nos posiciona, con decisión, en un presente -y futuro- digital.