-
Los azulinos vuelven al trabajo en La Espiguera para comenzar a preparar el choque del domingo ante los gaditanos
-
La plantilla no está satisfecha con el empate en Lorca
La Unión Deportiva Melilla volvió en la mañana de ayer al trabajo. Los de Manolo Herrero retornaban en barco desde Motril bastante decepcionados, y así lo expresaban ayer en el entrenamiento acometido en el campo federativo de La Espiguera. Saben que puntuar lejos de casa no deja de ser positivo, pero también creen que el resultado tuvo que ser mejor ante un equipo totalmente falto de ambición y recursos de cara al gol. Para poner remedio a estos dos puntos dejados en el Artés, los unionistas han comenzado su semana con la habitual sesión regenerativa y compensatoria de cada jornada después de partido.
Los jugadores que participaron más de 45 minutos en Lorca realizaron un entrenamiento algo más liviano, mientras que sus compañeros ejecutaban algunos ejercicios de centros y remates, posesiones y partidillos en espacios reducidos. En el entreno han concursado todos los futbolistas de la plantilla, aunque Nando de la Rosa se ha tenido que retirar algo antes del mismo por una pequeña torcedura en su tobillo derecho. Tendrá el día de hoy para descansar, como el resto del equipo.
Ya desde el miércoles, la escuadra melillense tratará de prepararse a conciencia para el difícil encuentro del domingo ante una de las revelaciones de la liga, la Balompédica Linense. Los blanquinegros ostentan actualmente el segundo puesto del Grupo IV con 14 puntos, dos más que una U.D. Melilla que podrá adelantarles si amarra los tres créditos. Van a medirse el mejor ataque (el linense, con 12 goles) y la mejor defensa (la azulina, con tan sólo 3 tantos encajados). Dicho enfrentamiento tendrá, además, cierto componente emocional. El club balono, uno de los “huesos” históricos de la entidad norteafricano, fue el único que la temporada pasada consiguió vencer a la U.D. Melilla en dos ocasiones (2 de las 6 finales).
Los de Cobos ganaron en La Línea y, después de una vuelta sin que nadie lograse derrotar a los melillenses, reeditaron su hazaña en el Álvarez Claro en un encuentro que sacaba a los de Juan Moya de los playoff. A falta de cuatro jornadas para el final, un 0-1 bastante condicionado por la actuación arbitral hacía descender a los unionistas del tercer al quinto puesto.