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Con 95 años, el fundador de la compañía de artes escénicas Concord se retira definitivamente de las tablas. Con El Faro habla sobre sus inicios y sobre el papel de la cultura en la sociedad
El pasado sábado, Melilla se despidió de uno de los personajes más importantes de las artes escénicas de la ciudad. Con 95 años, el director y fundador de la compañía de teatro Concord, José María Antón, se retira de las tablas de forma definitiva. Asegura que son cuestiones de salud las que le han llevado a tomar esta decisión. En una entrevista con El Faro recuerda sus inicios, el papel de la cultura en la sociedad y cómo ha evolucionado el teatro en los últimos tiempos.
–¿Cuándo nació su interés por el teatro?
–Desde muy pronto. Cuando era pequeño ya me encantaba subirme a las tablas. Viví en Barcelona desde los siete años y allí participé en varias obras de teatro infantil. A lo largo de los años, mi interés por el séptimo arte fue creciendo. Siempre he entendido que el teatro es un elemento esencial de la cultura de cualquier país. Es decir, no hay cultura si una nación no cuenta con un teatro robusto, de calidad y abierto a todas las corrientes.
– ¿España lo tiene?
–El teatro en España está pasando, como ocurre en todo el mundo, por un momento de desorientación. Además, aquí los actores se quejan de que no son atendidos por el Estado. No les falta razón porque en el fondo tiene un sentido conservador que consiste en decir que si el pueblo quiere teatro, que se lo pague de su bolsillo. Ésa es la posición ortodoxa dentro del conservadurismo. Esta postura establece serias dificultades para el desarrollo de las artes escénicas. Por otra parte, no hay grandes autores, los hay buenos, pero no como los que en el pasado arrebataron todo.
–¿Quiénes eran, a su juicio, esos grandes autores?
–Figuras como Antonio Buero Vallejo, Miguel Mihura o representantes de la Generación del 98 como Unamuno, Azorín y Baroja. Todos ellos le dieron un gran impulso al teatro español. Hoy en día, el teatro se reduce a refritos de épocas anteriores.
–Fue en el año 1979 cuando creó su compañía de teatro. ¿Con qué dificultades se encontró?
–Crear mi propia compañía no fue complicado. Por aquel entonces era director del instituto Número Dos, ahora conocido como Enrique Nieto, y viendo que no había un espacio donde ensayar, hicimos un teatrillo en el propio centro. Allí empezó todo. Un defecto gravísimo de Melilla, que he denunciado durante toda mi vida, es que carece de un teatro.
–¿Y el Kursaal?
–El Kursaal no es un teatro, es un circo, donde todo tiene cabida. Si quiere actuar un grupo de niños, se le lleva al Kursaal. Si unas personas mayores quieren cantar, lo hacen en el Kursaal. Además, es un espacio con condiciones muy limitadas para poder ofrecer una buena representación. Hay que actuar con micrófonos porque la voz de los actores no llega al público. También está el Palacio de Exposiciones y Congresos, pero ese escenario también es una mera plataforma en la que, el sábado pasado, no pudimos ni cerrar el telón porque está estropeado desde hace años. No existe un teatro y la Administración nunca se ha preocupado por tenerlo. No sé si por enemistad con José María Antón o por enemistad con el teatro.
–¿El apoyo de las instituciones a la cultura es suficiente?
–No creo que el apoyo sea suficiente. Es cierto que existen programas como el de Platea, cuya finalidad es impulsar la programación de compañías profesionales de danza, teatro y circo y subvencionar sus giras por diferentes espacios escénicos, pero el apoyo no es total en el sentir de querer avanzar y seguir hacia adelante.
–¿La gente acude ahora menos al teatro?
–A nivel nacional, sí que creo que se sigue yendo al teatro, a pesar de tener como principales competidores al cine y a la televisión. Ahora bien, en Melilla la asistencia a espectáculos teatrales es muy reducida. La oferta tampoco es muy amplia, pero porque hace poco tiempo, una compañía tenía que asumir todos los gastos y si la obra no funcionaba, finalmente acababas poniendo dinero de tu bolsillo.
–Después de 38 años abandona la compañía que fundó. ¿Existe relevo generacional?
–Sí. Queda un numeroso grupo de actores que tiene ilusión por continuar. Tendremos que hacer una especie de transferencia porque aún figuro como el director. No hay que olvidar que Concord está formada por gente muy preparada y muy buena, pero que combina el teatro con otras ocupaciones.
–¿No se puede vivir únicamente del teatro?
–No. A veces, se me acercan algunos padres y me trasladan que sus hijos tienen interés por las artes escénicas, pero les advierto de que es una profesión muy difícil. Habrá excepciones, pero muy pocas