En un movimiento que ha sacudido los mercados financieros globales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció lo que denominó el 'Día de la Liberación'; esto es, la implementación de una serie de aranceles significativos que afectarán al comercio internacional.
Esta medida incluye un arancel base del 10% para todo el mundo, un 34% específico para China y un 20% para la Unión Europea, con entrada en vigor a partir de este pasado fin de semana.
Entre las consecuencias que pueden causar estos aranceles, se encuentran el aumento de costos para los importadores y para los consumidores y un posible aumento de la inflación a corto o medio plazo. Ya nadie descarta que se abra una guerra comercial en toda regla con aranceles de vuelta por otros países y hay expertos que han avisado de una posible recesión mundial a causa de la medida implementada por el presidente estadounidense.
La Unión Europea, de hecho, ya ha anunciado, de boca de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que habrá una respuesta por parte de la UE, que está preparando un contraataque en forma de una lista de productos estadounidenses que serán objeto de represalias, en respuesta también a los aranceles previos del 25% al acero y aluminio europeos.
Por su parte, el Gobierno español ya se ha movilizado para evitar que el perjuicio sea el menor posible. El pasado jueves, el presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, anunció que su Ejecutivo destinará 14.100 millones para mitigar dichos aranceles. Este dinero irá dirigido, sobre todo, a los sectores más perjudicados por la decisión de Trump.
Precisamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio ese día con los presidentes de las patronales (CEOE y Cepyme) y de los sindicatos de clase (CCOO y UGT) para tratar un asunto que preocupa en todo el planeta.
Melilla no es ajena a todo esto y el presidente de la CEME-CEOE, Enrique Alcoba, pronostica que subirán los precios, bajará la bolsa y se destruirá empleo. Además, en la ciudad autónoma llueve sobre mojado tras el cierre de la frontera y de la aduana -que no se reabrieron en las mismas condiciones en que venían existiendo- y otros problemas de índole nacional como la modificación del sistema de cotización a la Seguridad Social.
No pinta un panorama nada halagüeño, ciertamente, y habrá que ver cómo sale el mundo de esta.