Melilla sigue sufriendo vertidos fecales al Río de Oro cada vez que se registran lluvias, y según el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Daniel Ventura, la causa está clara: la ciudad no dispone de emisarios adecuados que eviten que las aguas residuales acaben en espacios públicos y naturales. Ventura responsabiliza directamente al Gobierno central de esta situación y acusa al Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) de paralizar inversiones claves para la mejora del sistema de saneamiento de la ciudad.
El consejero ha señalado que “muchas veces nos preguntan qué está pasando con los vertidos y qué solución se va a dar, pero lo cierto es que la planta depuradora del Río de Oro tiene más de 30 o 40 años. Es una infraestructura obsoleta que necesita ser renovada”.
Según Ventura, en años anteriores existía un plan estatal que contemplaba una inversión de hasta 10 millones de euros destinados específicamente a construir "emisarios" tanto en el Río de Oro como en la zona de la Hípica. Estas estructuras permitirían derivar las aguas pluviales y residuales directamente hacia alta mar, evitando así su acumulación y vertido en la ciudad.
Sin embargo, asegura que esa partida “desapareció con la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez” y que desde entonces no se ha planteado ninguna alternativa real ni se han ejecutado otras obras hidráulicas necesarias para la ciudad. “Los 10 millones se esfumaron y no se han repuesto. Han desaparecido del plan nacional”, denunció Ventura.
Esta situación ha vuelto a ponerse de manifiesto con las últimas lluvias, tras las cuales se registraron vertidos en varios puntos de la ciudad. La organización ecologista Guelaya ya denunció recientemente la presencia de aguas fecales en el Río de Oro tras una lluvia ligera, en lo que consideran un ejemplo claro de la falta de planificación y de infraestructuras para la recogida y tratamiento del agua en Melilla.
A este problema se suma también el abandono de otras actuaciones comprometidas. Ventura recordó que, desde hace siete años, está aprobada la construcción de un dique en la zona del Alcazaba, pero que “no hemos visto poner todavía una piedra” ni por parte del MITECO ni de la Confederación Hidrográfica.
Además, insiste en que se ha solicitado durante años otro dique para proteger la playa del Hipódromo de la erosión causada por los temporales de levante, sin obtener respuesta. “Siguen invirtiendo 100.000 euros en una playa que desaparece cada año”, subrayó.
El consejero también denunció que la falta de voluntad política por parte del Ejecutivo central impide que se ejecuten obras claves que mejorarían la calidad de vida de todos los melillenses. “No entiendo por qué nos ponen tantas trabas con el agua, si el agua es de todos y la bebemos todos. ¿Vamos a seguir dependiendo del color político para tener o no tener infraestructuras básicas?”, se preguntó, en tono crítico.
Ventura instó a que el Gobierno central asuma su responsabilidad y reactive las partidas presupuestarias destinadas a infraestructuras hidráulicas. Entre las obras que considera prioritarias están la renovación de las redes eléctricas vinculadas al sistema hídrico, la modernización de la desaladora, la mejora de las plantas de tratamiento de aguas residuales y la construcción de los diques pendientes.
Además, recordó que no es la primera vez que la Ciudad Autónoma denuncia esta situación. En noticias anteriores, el propio Ventura ya había responsabilizado al Ejecutivo central del deterioro de infraestructuras como la estación de bombeo, que desempeña un papel clave en la red de saneamiento de Melilla.
El consejero hizo un llamamiento para que los problemas estructurales de la ciudad no se utilicen como arma política. “Aquí no se trata de partidos. Las playas, las aguas residuales y las infraestructuras son de todos, gobierne quien gobierne. Lo que necesitamos son soluciones y hechos, no promesas que nunca llegan”, manifestó.
La situación, según afirma, también genera consecuencias económicas y sociales: la mala imagen derivada de los vertidos y el estado de las playas afecta tanto al turismo como al bienestar de los residentes. “Si no podemos garantizar playas limpias ni infraestructuras hídricas modernas, la ciudad no podrá avanzar. Y todo esto se podría evitar con voluntad política”, aseguró Ventura.
Mientras tanto, y sin fecha para el inicio de ninguna de las actuaciones pendientes, los vertidos siguen produciéndose en cada episodio de lluvia, generando un problema ambiental, de salud pública y de imagen para una ciudad que, según denuncian tanto el Gobierno local como entidades ecologistas, sigue siendo sistemáticamente ignorada por la administración estatal en materia de inversiones clave.
El consejero ha insistido en que estas carencias estructurales están documentadas desde hace años, y que pese a los informes técnicos, la falta de respuesta del Estado mantiene bloqueadas las soluciones. “Nos encontramos ante un problema que se cronifica y cuya resolución depende exclusivamente de una decisión política que se sigue posponiendo”, concluyó.








