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Los puestos instalados por Melilla La Vieja abren esta tarde a partir de las 18:30 horas
Pasen y vean. Juglares, malabaristas, músicos, títeres, danza, rapaces, orfebrería antigua, un fakir, juguetes, esencias, jabones, vistosas coronas de flores, joyas, amuletos, cuero, ropa y suculentos quesos, embutidos y dulces pueblan este fin de semana las calles de Melilla La Vieja en el marco del Mercado Renacentista de Carlos V, que arrancó el viernes y culmina hoy domingo.
El viento deslució algo la primera jornada y entorpeció a la hora de montar los puestos. No obstante, la mayoría de los comerciantes coinciden en que las ventas están yendo bien. A pesar de la distancia de nuestra ciudad, explican que siguen apostando por el Mercado Renacentista de Melilla porque aseguran que las ventas les siguen compensando.
De hecho, a Guillermo Faccio, de Madrid, que lleva viniendo desde 2013 con su puesto de joyas de plata, este año le está yendo mejor. “En los Mercados de la península, las ventas han caído hasta un 60%. En Melilla no bajan. A pesar de que para nosotros es más costoso venir aquí por el viaje, siempre hay buena respuesta del público. Cada vez está mejor organizado y hay más animación”, detalla.
Lo mismo opina José Espadas, de Jaén, que lamenta que las ventas en otros mercados han descendido sobre un 50%. No obstante, él piensa que este año está siendo más flojo en Melilla para su puesto de chucherías aunque cree que se ha debido al viento del primer día.
También comparte la opinión de que Melilla resiste a la bajada de ventas frente a otros mercados la murciana Celia García, que viene por segundo año consecutivo con su puesto de ropa fabricada en India. “Hay gente a la que no le merece la pena por el viaje. Pero si no compensara, no se repetiría”, aclara.
Quejas por los precios
Desde el lado del público, algunos melillenses se quejan de los precios abusivos . “Todo es muy caro”, explica la joven Silvia, aunque reconoce que el montaje en El Pueblo es “espectacular”.
Y es que uno puede encontrarse de todo en Melilla La Vieja. Mientras unos juglares hacen reír a los viandantes, unos títeres arrancan las carcajadas de pequeños y mayores en otra zona. Algunos melillenses prefieren aprender en el taller de perfumes y esencias al tiempo que unos chavales juegan con un ajedrez gigante y otros se divierten convertidos en caballeros medievales. En lo alto, las rapaces divisan nuestra ciudad. Este fin de semana, todo puede ser.