La subdirectora adjunta de Gestión y Coordinación de los Bienes Culturales del Ministerio de Cultura, Carmen Cabrera, destacó ayer que el Convenio de Faro no podía tener mejor sede para celebrar su reunión anual que Melilla. Según dijo, la ciudad "brilla por su diversidad cultural, por ser un lugar para impulsar la cohesión social y el diálogo intercultural", algo que la hace idónea para acoger un evento de estas características, precisamente destinado a impulsar el valor del patrimonio cultural para la sociedad.
Representantes de todas las comunidades autónomas españolas, incluida Ceuta, participan en este acontecimiento, cuyas ponencias concluyen hoy, si bien es cierto que algunos de ellos van a aprovechar la ocasión de conocer mañana sábado las actividades del Iwa Fest.
Melilla tiene mucho que mostrar al resto de España y su rico patrimonio cultural es uno de los atractivos más importantes, sin olvidar el carácter plural de la sociedad melillense y el encuentro intercultural que se produce en la ciudad desde épocas pretéritas. No en vano, en su saludo a los ponentes, la consejera de Cultura, Fadela Mohatar, recordó que fue en el Rastro, primer barrio que se construyó extramuros a finales del siglo XIX, donde se forjó la interacción cultural que pervive hasta nuestros días.
Se trata de una diversidad cultural que Melilla quiere que sea declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, según afirmó el presidente Imbroda, algo para lo que la ciudad está trabajando desde hace tiempo, añadió. Se trata de una magnífica iniciativa, que debe contar con el respaldo del conjunto de los ciudadanos por lo que conlleva de reconocimiento de una realidad social que apenas se conoce en el resto no solo de España sino del mundo.
Otra gran iniciativa planteada en la primera jornada de ese II Convenio de Faro es que el Gobierno melillense busca dar a conocer al Consejo de Europa la idea del Museo de las Lenguas y Tradiciones, una estrategia local de participación ciudadana para albergar todo el patrimonio oral, las tradiciones y la cultura de la diversidad patrimonial de Melilla.
En definitiva, la ciudad se pone en un escaparate de mucho interés para todo aquel que quiera conocer una sociedad multicultural que convive pacíficamente desde tiempo inmemorial y que podría exportar su ejemplo de convivencia y tolerancia a muchos países de nuestro entorno.
Iniciativas como el Convenio de Faro revisten una importancia capital en el conocimiento del patrimonio cultural de los pueblos. Y es en ese contexto en el que la consejera Mohatar ha querido poner de manifiesto el proyecto que la Ciudad Autónoma alberga para la barriada del Rastro como paradigma de ese germen intercultural que da seña de identidad a Melilla.
Ahora que tanto se trabaja desde la Consejería de Turismo para conseguir que la ciudad sea destino para los visitantes tiene que aflorar como nunca esa joya del diálogo entre culturas, del entendimiento y de la paz como reclamo para que quienes quieran conocernos experimenten un atractivo intangible como es la diversidad social de los melillenses.
Hay que reconocer la labor que ha desarrollado la consejera Fadela Mohatar y su equipo en la organización de este II Convenio de Faro y el hecho de que hubiesen conseguido que la ciudad fuese su sede anual porque aquí todo suma si va en la buena dirección de enseñar las bondades de Melilla.