Esta semana asistimos al enésimo cuestionamiento del futuro de nuestra tierra. Esta vez de la mano de la líder del Ciudadanos, Inés Arrimadas, que en su intervención en la Cámara Baja del miércoles aseguró tener miedo de una posible cesión de Melilla y Ceuta a Marruecos por parte del presidente Pedro Sánchez.
Una afirmación así, además de injusta, absurda e impropia de alguien que ostenta la representación de ciudadanos españoles en el Congreso, denota un enorme desconocimiento por parte de la señora Arrimadas no solo de la realidad de las ciudades autónomas sino de la propia legislación de nuestro país.
La Constitución Española, la máxima norma legal de nuestro país, establece la indisoluble unidad de la Nación española en su artículo 2. Poder modificar algo así no es potestad de un presidente, ni siquiera de un Gobierno. Modificar el Título preliminar, donde se encuentra ese artículo 2, necesitaría el apoyo de la mayoría de dos tercios del Congreso y del Senado, la disolución inmediata de las Cortes, convocar nuevas elecciones y que las nuevas cámaras elegidas por todos los ciudadanos ratificasen esa decisión de modificar el artículo. El nuevo texto, además, debería ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras y, acto seguido, la decisión ser sometida a referéndum para su ratificación.
Desconocer algo tan básico como es la norma suprema del ordenamiento jurídico de nuestro país, hablar con tanto desconocimiento y demagogia sobre el futuro de Melilla y Ceuta me hace comprender por qué un partido como Ciudadanos, que llegó a ostentar 57 diputados en el Congreso y responsabilidades de Gobierno en varias Comunidades de nuestro país, esté hoy al borde de la desaparición.
Aunque la Constitución blinde a Melilla y Ceuta al conjunto del país, los lazos que unen a las dos ciudades con el resto de la Nación tienen que ver con mucho más que con normas y principios legales. Nos unen más de cinco siglos de historia común, con firmes pilares de cultura, tradición, convivencia y sentimiento identitario con nuestra patria común. Pero, sobre todo, nos une el futuro. Somos partícipes de un proyecto colectivo y maravilloso que es España, ejemplo mundial de democracia, derechos y libertades y de progreso.
Si la señora Arrimadas, antes de utilizar nuestra ciudad para atacar al PSOE, hubiese visitado alguna vez Melilla habría descubierto que todos los grandes avances y todas las infraestructuras importantes de la ciudad autónoma desde la llegada de la democracia son obra de los diferentes gobiernos socialistas: los centros educativos, la Residencia de Mayores, el Hospital Comarcal, el paseo de Horcas Coloradas y sus playas, la desaladora de agua, los centros de salud, el centro de autonomía personal, la ampliación del aeropuerto…
Pero es más, sólo con que la señora Arrimadas hubiese prestado algo de atención a Melilla durante esta última legislatura, se hubiese enterado de que el gobierno socialista ha reanudado las obras del Hospital Universitario, tras casi 7 años de paralización por el PP, y que muy pronto los melillenses tendremos un Hospital a la vanguardia del país. Sabría que hemos construido y puesto en marcha el Instituto Virgen de la Victoria en los terrenos de Jardín Valenciano, que hemos terminado la rehabilitación del antiguo mercado central y puesto a disposición de los melillenses un edificio singular que acoge la Escuela Oficial de Idiomas, el Conservatorio y Educación Para Adultos, o sabría que hemos finalizado la construcción del colegio de Infantil y Primaria en Gabriel de Morales y que este septiembre, con el nombre de Encarna León, estará ya en funcionamiento.
Si la señora Arrimadas hubiese tenido algún interés por nuestra ciudad, quizá se hubiese informado sobre el hecho de que el Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado un Plan Integral para el desarrollo socioeconómico de la ciudad con una dotación de 356 millones de euros, que ha materializado el cuarto módulo de la desaladora, que ha aprobado el cambio de categoría del aeropuerto de 2C a 3C lo que abre la puerta a que operen aviones más grandes, o que ha declarado Melilla como área sanitaria de difícil cobertura, lo que supone el establecimiento de un plan de incentivos que va servir para fidelizar al personal sanitario existente y captar a nuevos profesionales, haciendo de nuestra ciudad un destino profesional atractivo.
Quizá antes de intentar atacar a Pedro Sánchez con Melilla, Inés Arrimadas podría haberse informado de que ha sido precisamente el Gobierno de Sánchez el que ha incrementado al 75% la bonificación en el billete de avión y el barco a los residentes en Melilla o que fue éste Gobierno precisamente el que declaró de obligación de servicio público las líneas aéreas que unen nuestra ciudad con Almería, Sevilla y Granada, después de que esos destinos se perdieran con el Gobierno del PP.
Las inversiones, plasmadas en los Presupuestos Generales del Estado de estos años de Gobierno del PSOE, son las mayores de toda la historia de nuestra ciudad. Pero el apoyo de los socialistas a esta tierra va mucho más allá. Los únicos presidentes que, en viaje oficial, han visitado nuestra ciudad, han sido socialistas. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero, como Pedro Sánchez, que además esta legislatura lo ha hecho en dos ocasiones.
Melilla y Ceuta son y seguirán siendo España. Sobre este tema no cabe debate. Serán parte de España siempre, al igual que Sevilla, Lugo, Burgos o Murcia. Lo seguirán siendo gobierno quien gobierne este maravilloso país. Estoy segura de ello, de la misma manera de que estoy segura de que, como ha pasado hasta la fecha, cuando haya un presidente del PSOE en La Moncloa, será cuando nuestra tierra tenga los mayores avances, las mayores inversiones estatales y el máximo apoyo de las instituciones.