Melilla vuelve un año más a Fitur. Lo hace por vigésima novena vez, es decir cumpliendo 29 años de asistencia ininterrumpida, lo que por sí mismo debería servir para respaldar una presencia criticada políticamente desde la oposición, pero avalada por los mismos partidos cuando les ha tocado gobernar la ciudad.
Fitur es una cita obligada, porque si no estamos no existimos. Y este año nuestra presencia apoyada por el Ejército, con motivo del centenario de Regulares y las Juras de Bandera que van a celebrarse de nuevo en la ciudad a lo largo del año; le dan un valor añadido que hay que saber aprovechar:
Lo lamentable es que otras noticias desvíen la atención sobre Melilla de forma más negativa, pero lo principal es saber vender nuestra realidad y seguir avanzando en un tejido capaz de explotar nuestro potencial turístico que aún requiere superar obstáculos derivados de deficiencias o carestías de nuestros transportes pero que, poco a poco, se intentan ir superando, aunque en esto sigue siendo precisa una mayor implicación del Gobierno central.