Miembros de la Congregación de la Victoria apoyan que la Virgen no haya salido este año de su templo y piden que se mantenga la ubicación actual
Cientos de melillenses acompañaron a su Patrona la su tradicional procesión del día de la Victoria. Por primera vez, la Virgen partió desde la Iglesia del Sagrado Corazón, en lugar de La Purísima, su enclave habitual.
Los desperfectos causados por el terremoto del 25 de enero propiciaron el cambio de alojamiento para la Victoria, durante el período en el que se ha alargado la novena, y también, por extensión, su punto de salida y llegada para el desarrollo de la procesión.
Ésta se extendió hacia las calles y plazas de los alrededores. Partiendo desde el Sagrado Corazón, la Victoria y su acompañamiento marcharon por Ejército Español hasta la Plaza de España. Una vez ahí, la comitiva tomó las avenidas de Juan Carlos I y Castelar.
En esta última, la procesión realizó una parada frente al Centro Hijos de Melilla, quienes presentaron diversas ofrendas florales a la Victoria y dieron agua y un merecido descanso a los costaleros de la Victoria.
Tras la pausa, la comitiva encaró la recta final de su itinerario en la calle López Moreno, donde varias representantes de la Asociación de Amas de Casa arrojaron pétalos desde su balcón al trono de la Victoria. Fue el último punto de interés de una procesión que, tras cerca de dos horas en las calles de Melilla, recogía a su Patrona nuevamente en la Iglesia del Sagrado Corazón.
Aún se desconoce si el céntrico templo volverá a acoger en ediciones futuras a la Victoria. Sin embargo, en el seno de la Congregación, ya hay voces que, continuando con la línea sugerida por el vicario Roberto Rojo en la misa que abría la jornada, defienden la posibilidad de que la sede se traslade definitivamente al Sagrado Corazón, al menos, durante el período de la novena.
Desde la agrupación, se argumenta que mantener a la Victoria en el centro de la ciudad, facilita el acceso a la Patrona a grupos de personas que, bien por una cuestión de salud o simplemente por edad, no pueden superar las dificultades que conlleva hospedar a la Virgen en un enclave elevado como es la Iglesia de la Purísima, en Melilla La Vieja.