La Real Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores ha salido a la calle con la procesión Nuestro Padre Jesús ante Pilatos, más conocida como La Sentencia.
Pasaban pocos minutos de las ocho y media de la tarde cuando las puertas del tinglado anexo a la plaza de toros se abrieron. El silencio se hizo denso entre la multitud que aguardaba. Y entonces, Nuestro Padre Jesús ante Pilatos cruzó el umbral: comenzaba la procesión, una de las más esperadas de la Semana Santa melillense y la primera estación de penitencia en salir en la ciudad autónoma tras la cancelación de la procesión de La Pollinica por lluvia.
El paso avanzaba al son de la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Los compases de marchas como La Sentencia de Cristo o Consuelo Gitano hacían vibrar las calles del centro. Los costaleros, jóvenes en su mayoría, portaban el trono con precisión coreografiada y cada ‘levantá’ —al cielo, como dicen— arrancaba aplausos sinceros entre los presentes.
“Llevamos muchos ensayos, pero esto no se ensaya, esto se siente”, ha comentado uno de los costaleros, empapado de sudor pero con la mirada brillante. A su lado, otro añadió: “Cuando estás debajo y escuchas la música, cuando la gente te grita ‘¡valientes!’, se te olvida el peso, solo tiras para arriba”.
La emoción no solo se ha vivido debajo del paso. En las aceras, balcones y esquinas, miles de melillenses y visitantes acompañaban la escena con respeto, móviles alzados o manos cruzadas en el pecho. Muchos eran devotos de toda la vida; otros, niños con los ojos muy abiertos. “Vengo cada año con mis nietos”, ha dicho Carmen, una vecina del barrio de la Victoria. “Mi marido fue costalero en los 90 y desde entonces no nos perdemos un año”.
Las mantillas, de riguroso negro y con peinas altas, marchaban en silencio delante del paso, reflejando el luto de una ciudad que acompaña a Jesús en su condena. "Cuando me pongo la mantilla, siento que honro no solo a mi fe, sino también a las mujeres de mi familia que la llevaron antes que yo… es mi manera de acompañar al Señor en su camino de dolor", ha explicado una melillense.
Al entrar en carrera oficial y llegar a la tribuna, donde aguardaban autoridades civiles y eclesiásticas, el vicario episcopal Eduardo Resa ha leído el misterio de la estación de penitencia. Tras el padre nuestro, acompañado de todos los melillenses que había presentes y con esas palabras aún resonando, los costaleros han elevado el trono en una emotiva ‘levantá’ ante la mirada atenta del pueblo.
El capataz de la Sentencia ha dedicado estas palabras durante la levantá: “Todos sabéis que este año ha sido difícil para cada uno de ustedes, se han ido muchas personas que ya no están con nosotros, hay personas que por motivos de salud no pueden estar aquí debajo y nos están viendo desde casa. Hay gente que está pasando momentos difíciles de la cuadrilla, así que esta levantá va a ir por todos ustedes. Porque a pesar de las adversidades que la vida os da estáis siempre dispuestos al pie del señor. Y cada Lunes Santo estáis llevándolo por las calles de Melilla, repartiendo bendiciones como solo ustedes sabeis hacerlo. Como siempre os digo sin vosotros yo no soy nada. Ahora fuerte a los cielos, señores. ¡‘Tos’ por igual valientes!”
La Sentencia ha avanzado con solemnidad por la Plaza de los Héroes de España y luego por General O'Donnell, Castillejo y Luis de Sotomayor. A su paso, las calles se han llenado de incienso, cera derretida y murmullos de oración.
Delante del trono, marchaba un cortejo compuesto por casi 100 hermanos, algunos de ellos niños que llevaban el incienso. La Real Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, organizadora de la procesión, ha vuelto a demostrar su fortaleza y crecimiento, con una notable presencia juvenil y la implicación constante de sus hermanos.
Dentro del cortejo también ha habido una representación de la Guardia Civil. Uniformados y serios, los agentes han rendido honores al paso con silencio y pasos acompasados. Una muestra más del vínculo estrecho entre las cofradías melillenses y los cuerpos de seguridad.
Pasadas las 00:30, el paso ha retornado a su punto de partida. En la recogida, el público ha permanecido expectante, sin moverse, como queriendo alargar unos minutos más esa experiencia de fe compartida. Los costaleros bajaron el trono con mimo, mientras desde el fondo del cortejo un joven gritó: “¡Esta levantá por los que ya no están!” Y todos respondieron al unísono: “¡Al cielo con Él!”
Y así ha concluido, una vez más, la Sentencia. Pero no fue una condena, sino una declaración: de amor a la tradición, de entrega silenciosa, de identidad melillense. En cada paso, en cada mirada, en cada lágrima contenida, se sentía la certeza de que Melilla no olvida. Que cada Lunes Santo, su corazón late a compás de corneta y tambor y que Jesús, ante Pilatos, sigue siendo el Rey que une a un pueblo entero.
Historia de La Sentencia
La imagen de Nuestro Padre Jesús ante Pilatos, es de autor anónimo, procede del Peñón de Alhucemas y fue traída a Melilla por D. Marcelo Nogales Ruiz en 1945.
Atribuida a la Escuela Italiana del siglo XVII, era en un principio un Nazareno con la cruz a cuestas, pero como en Melilla ya estaba el titular de la cofradía, se transformó en un Cautivo para formar parte del conjunto escultórico del paso de la Sentencia. Las manos son del escultor Ventura Rodríguez.
Salió por primera vez en procesión en 1947. En el año 2001 Amaya Martínez la restauró y desde el 14 de abril de 2003 sale en procesión el Lunes Santo.
En 2010 se transforma el trono de la Sentencia en Paso, como ya ocurrió con el paso de la Virgen de las Lágrimas un año antes, cambiando la forma de ser llevado, al sustituir a los hombres de trono por costaleros bajo el paso, dándole un aire nuevo y constituyendo un gran éxito el recorrido procesional.