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Esfuerzo, sacrificio y orgullo definen la trayectoria de esta empresaria, que apela a la fortaleza femenina para alcanzar todas las metas
La perseverancia y la pasión por su trabajo permitieron a Margarita López Armendáriz llegar hasta lo más alto en el sector empresarial. Empezó hace algo más de 38 años trabajando como autónoma toda la semana, también sábados y domingos, y su dedicación y buen hacer la llevaron hasta la presidencia de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME).
–¿Cómo empezó su andadura en el mundo empresarial?
–Mis padres me educaron para trabajar y yo no sabía pedir dinero, quería ganarme mi propio dinero sin depender de nadie. Cuando me casé, nos vinimos a Melilla. Mi marido me dijo que no era necesario que trabajara porque con su sueldo teníamos más que suficiente, pero me negué. O aceptaba que trabajara o mal iba a ir la cosa y no tuvo más remedio que hacerlo. Así que creé mi propia empresa de transporte en la ciudad. Empecé como autónoma, trabajando también los fines de semana, y poco a poco, con mucho esfuerzo y dedicación, conseguí aumentar la cartera de clientes y me hice un hueco en el sector empresarial de Melilla.
–¿Pudo conciliar su vida laboral con la familiar?
–Además de trabajar, por las noches estudiaba inglés y, cómo no, también llevaba la casa y los hijos. Somos de otra generación y si le decía a mi marido que ayudara con las cosas de casa me decía que prefería esperar a que yo llegara de la oficina, porque yo lo hacía mejor y eso le gustaba. Así que yo lo hacía todo, pero no me paró nada. Espero que los hombres de hoy en día sean mejores en este sentido y por eso, sobre todo las madres, tienen una gran importancia. Hay que educar en igualdad, que los hijos no se crean los reyes de la casa ni las hijas las sirvientas.
–¿Qué opina de la brecha salarial y la discriminación hacia las mujeres?
–Las mujeres deben pisar fuerte, demostrar que valen y dejar de lado el miedo. Para mí la brecha salarial no existe, porque siempre quiero que mis trabajadoras y trabajadores sean los mejores y cobran igual por serlo. Ahora bien, si alguna empresa lo hace y discrimina a las mujeres, me avergüenza. Además, deben facilitar la conciliación laboral. ¿Que una empleada se queda embarazada? ¿Por qué no? Es lo que toca. Aunque la trabajadora (y el trabajador) tenga que esforzarse al máximo siempre, es responsabilidad de la empresa ayudar en la conciliación. Las mujeres deben de manifestarse más, demostrar lo que valen y luchar por lo que quieren.