Parece mentira que todavía se sigan produciendo llamadas maliciosas al 112 cuando se trata de un servicio de urgencias que puede salvar de más de un apuro o una situación peligrosa a cualquier ciudadano. Aplaudiendo el hecho de que se haya reducido del 85 por ciento al 35 durante el pasado año, todavía sigue siendo un porcentaje muy alto.
Es realmente lamentable que la Consejería de Seguridad Ciudadana, y por tanto la Ciudad, tenga que destinar una partida presupuestaria a sufragar los gastos de un sistema que todavía reduzca más esta cifra. Es dinero de todos que bien se podría destinar a otros menesteres.
Y si bien alguien puede criticar la medida, para aquellos ciudadanos que realmente utilizan el servicio por una urgencia real es totalmente necesaria.
Queda un pero que a lo mejor nuevas tecnologías podrían detectar. La de localizar a aquellos desalmados que realizan la llamada desde Marruecos dejando así oculta su identidad.
Esperemos que la buena fortuna no les obligue alguna vez a tener que hacer caso del servicio, entonces entenderán lo dañino del uso que ahora hacen.